Marcos miró fijamente a los ojos de aqueo hombre. El parecía tener la ligera sospecha de quién era aquel extraño que depósito por un trabajo extra.— No lo sé. En este negocio no todos son tan estúpidos como su hija para decir quiénes son en realidad cuando piden un trabajo sucio. Este tipo de alguna manera se enteró de lo que esa niña me solicitó que fue expresamente asustar a esa chica y golpear un poco a su gato, pero este hombre depósito cincuenta mil dólares a cambio de que yo tomará a esa jovencita por la fuerza, y eso es lo que iba a hacer. Lo siento, pero no tengo idea de quién se trataba, el me llamo desde un número falso así que no hay manera de rastrearlo. — respondió el ladrón Marcos.— Ya veo. — dijo Maximiliano con molestia.— Sin embargo. — interrumpió Marcos. — Como el trabajo no pudo concluirse, es seguro que el tipo volverá a llamarme en cuanto lo sepa, por ahora los medios han dicho que fue un ataque sexual, pero una vez que se entere que la chica está con su integri

Arianna sintió su corazón dar un gran vuelvo en su sitio. Sin embargo, no iba a demostrarle temor alguno a esa nefasta y cruel mujer que era su media hermana. Girándose hacia ella y sin soltar la mano de su prometido, miró con arrogancia a su hermana menor. Jamás le mostraría miedo. No de nuevo.— Hola, Mariana, cómo puedes ver me encuentro muy bien, mejor que nunca, a decir verdad, ¿Por qué la pregunta hermana?, ¿Estabas preocupada por mí por alguna razón en especial? — Arianna cuestionó mordaz.Mariana notó como su hermana se tomaba de las manos con Leonardo Prego y parecían estar disfrutando de un momento romántico; en ese momento, algo dentro de ella se removió con rabia. Arianna estaba bien, no parecía estar afectada en lo más mínimo por el ataque ocurrido. Había sabido que su maldito gato panzón y el propio Leonardo la habían rescatado de las manos del miserable que se pasó de la raya con su encargo. Había sido muy tonta al preocuparse por ella.— Ya veo, yo estoy aquí con Renat

Mariana observaba en su cuerpo, el viejo vestido de novia de su abuela, al cual Arianna le había mandado hacer algunos arreglos antes de que ella se quedara con su novio, su fiesta y su vestido. Valentino lo había diseñado especialmente para la odiosa abuela Urriaga, una petición suya digna de una princesa de los cuentos de hadas que siempre le habían encantado si habláramos de moda del siglo antepasado. Era feo, anticuado, y aun con los arreglos hechos seguía viéndose tan pasado de moda que le daba asco llevarlo puesto, sin embargo, el hecho de que Arianna amaba aquella prenda, la hacia sentirse satisfecha de ser ella quien la llevase puesta.— Listo, las medidas fueron exactas, tiene usted una figura perfecta y bien proporcionada, el diseño sin duda alguna lucirá mucho más que perfecto en usted. — aseguró la modista.Mariana se miró. Al día siguiente sería finalmente su boda con Renato Prego, y el hombre que arrebató de su hermana, sería suyo para siempre; Renato seguía creyendo ing

El viento mecía con suavidad las cortinas de esa habitación especial en dónde la estaban preparando. Sus ojos verdes le regresaban la mirada en el espejo. El cepillo de plata marcaba cada hebra de su hermoso cabello castaño, y una brocha de rubor, coloreaba sus tersas mejillas de un rosado suave que marcaba sus pómulos perfectos. Una caja cerrada la esperaba en la cama, los guantes blancos yacían junto el delicado ramo de rosas blancas y rosas que la madrastra de Leonardo Prego había mandado hacer especialmente para ella. El labial resaltaba su belleza, y sus enaltecidas cejas se arqueaban con sorpresa.Aquel día llegó, quizás, demasiado pronto; pronto caminaría del brazo de Leonardo Prego ya no como su prometida, si no como su mujer. Levantándose de la silla, elogió el trabajo de Ramon y el de sus asistentes, y abrió aquella caja en dónde se hallaba el vestido de novia que su madre había mandado hacer especialmente para ella. Al verlo, no se sorprendió de lo que encontró en su interi

La marcha nupcial sonó nuevamente y Mariana se giró con entusiasmo para ver a su media hermana en medio de su humillación. Las expresiones de asombro de los invitados no se hicieron esperar al tiempo en que Leonardo mostró aquella hermosa sonrisa de orgullo y satisfacción. Maximiliano se llevó una de sus manos a sus labios, y el rostro de Mariana cayó en una mueca de ira incontenible. Renato miró con anhelo a aquella mujer y por un momento sonrió al imaginar que ella caminaba sola hacia él.Sola, en medio del pasillo y con aquel vestido manchado de rojo en sus manos. Arianna caminaba con aquel porte de diosa ataviada en un hermoso vestido blanco en corte sirena que estaba decorado con diamantes reales en él. Su largo velo de encaje y seda desfilaba a su ritmo, y su largo cabello castaño caía como cascada en aquel sencillo pero hermoso peinado. Su maquillaje era delicado; perfecto para resaltar sus facciones, y su hermosa sonrisa mostraba satisfacción al mirar a su casi esposo esperando