Fuera de aquel hotel, una hermosa y lujosa limusina blanca los estaba esperando. Arianna sentía su corazón palpitar a mil por hora; estaba huyendo de la boda que ella misma organizó con devoción un día, y que luego le fue robada por la terrible media hermana que tenía y el hombre que le dio la vida, dejándola expuesta ante el ridículo y la humillación, pero los papeles se habían invertido, y ahora era Mariana quien quedaba ridiculizada, y se sentía satisfecha.

Aquel hermoso vestido que llevaba, lo había confeccionado ella misma desde el momento en que supo que se casaría con Leonardo Prego y tan solo para vengarse y hacer enojar a su hermana; Mariana le había robado a Renato, su boda, en incluso el amado vestido de novia que le dejó su abuelita y que había soñado usar siempre en su día más especial, así que lo que acababa de hacer, era realmente pequeño en comparación a todo el daño que le habían ocasionado a ella…sin embargo jamás imaginó que realmente llegaría a sentir algo por el h