En su departamento, Leonardo servía un vaso de Bourbon a Renato; habían tenido una comida incómoda junto al supuesto tío de Mariana y posiblemente de Arianna. La tristeza y soledad de su prometida, sin embargo, la dejaban vulnerable ante esa serpiente vestida de oveja que parecía saber de la necesidad de afecto que tenía la hermosa castaña; la aparición repentina de un supuesto pariente, pondría el corazón de Arianna en peligro.

— Ese hombre es un farsante. — soltó Renato. — Sus intenciones son demasiado obvias, pero Arianna y Mariana son demasiado ingenuas para notarlo. — remató.

Leonardo dio un sorbo a su bebida.

— ¿Has averiguado algo sobre ese tipo? — cuestionó.

Renato asintió.

— Es un pestilente mafioso de quinta que llegó desde Italia, pero no será tan fácil derribarlo, ya que, por alguna razón, parece tener el respaldo absoluto de Maximiliano Urriaga. Estoy casi seguro de que es el mismo hombre que estuvo involucrado con los escándalos que una vez envolvieron a la difunta madre