No era casualidad, era el destino reclamando lo que ella había dispuesto. Aunque las circunstancias no estaban saliendo como parecía que el destino de David había sido reclamado, aun así, cada uno en su tiempo acomodó para si lo que le correspondía vivir.Rous comenzó a estimular con soltura la parte media de David, esa polla estaba a punto de explotar por la excitación que le provocaba Rous, así como el efecto inmediato que las capsulas comenzaron a causar en David una fiebre y sobre excitación.¡Todo parecía normal para David! Una mujer sensual, catalogada como el cuerpo del deseo y el pecado aferrada a su entrepierna. ¿Qué más podría suceder? No existía sospecha alguna de las intenciones de Rous.—Detente… quiero sentir tus tetas en mi cuerpo. —le ordenó David con el cuerpo ardiendo y la mirada borrosa—. Quiero sentir esas tetas rozando mi pecho. —repitió mientras tomaba a Rous de la cintura.Rous se incorporo con esas manos en su cintura, aun en esa situación ella se sentía la fie

Milán recibió la llamada de su padre de manera inesperada causándole pesar porque, aunque fuese su padre su postura era muy diferente en un futuro en el cual la vida era un tanto diferente a la que se vivía en el pasado.—¿Por qué has llamado? —preguntó retóricamente con insistencia—. En verdad no me interesa si eres o no el jefe de la mafia, mi vida es intachable y no deseo mezclarme con esos negocios sucios. —afirmo Milán sin desviar su moral.El ruso, aunque decepcionado por la negativa de su hijo en aceptarlo, respondió con una voz más relajada. —No te llamé para eso, hijo mío. —respiro profundamente, como si el aire lo estuviese ahogando—. Solo llame… para saber de ti y que por lo menos mostraras algo de empatía con tu padre.Milán lo escucho muy desconcertado, sus palabras cayeron al fondo de un saco roto que parecía no tener remedo. —No podría decir que me alegro por ti… eso seria una enorme mentira. —respondió Milán con un tono diferente y más condescendiente—. Sin embargo, pu

Las palabras de Milán causaron indignación al instante, alteraron los sentidos de Caleb y el celo de involucrar a su esposa en los negocios sucios. Dejando caer un golpe seco en la mesa con el puño, grito entre reclamos. —¡Estas loco! ¿Cómo puede siquiera pasar esa idea por tu maldita cabeza? —la indignación y la colera era desmedida, diciendo rápidamente—. ¿Dónde están los millones que pagas para que el cargamento continue sin etiqueta? ¿Acaso no son suficientes los millones que se desembolsan? —cuestionó cada acción que se hacía con regularidad.El Turco intervino, observando que Milán no deseaba perder su cabeza en ese momento de escándalo en Caleb. —Cálmate Caleb. —dijo con premura y haciendo gestos con sus manos,—¿Cómo demonios esperas que me calme? —le preguntó Caleb entre gritos y su mirada amenazante. —¡Es mi esposa! Ella jamás debió haber siquiera ser mencionada en este podrido lugar. —añadió con fastidio.—Tienes toda la razón Caleb. —murmuró el Turco con una voz que incita

Las caricias se volvieron mas intensas, los besos estaban fundiendo el deseo carnal de ambos. La sala se volvió en el improvisado altar donde sacrificarían aquellos sentimientos antiguos, aquellos sentimientos que se habían vuelto cadenas entre ellos, marcando un antes y un después en su vida y en su relación.Rous comenzó a despojarse de la vergüenza y el pudor de su cuerpo semi desnudo y los empleados observando a medio ojo lo que parecía un vendaval de lujuria entre dos cuerpos que no se encontraban desde hace un buen tiempo.Cada caricia era una palabra ahogada en un gemir, cada beso era un sentimiento olvidado. Caleb aprisionó entre sus dedos el deseo que emanaba de entre las piernas de Rous, abriéndose cada instante un poco mas a las intenciones de las manos de Caleb. ¡Alcanzar a acariciar su alma!Rous gimió como esa primera vez en la que se entregó a Caleb, el primer hombre en su vida y que continuaba siendo su único hombre, mientras que Caleb ya se había entregado a otros cue

Rous sintió confusión y desconfianza, preguntándose en silencio y murmurando mientras caminaba de regreso a la habitación. —¿Por qué me pondrá chofer desde ahora? —pero la incertidumbre no termino ahí y se preguntó algo mas profundo—. ¿Estará desconfiando de mí? Seguramente desea tener control sobre mí, como lo hace con sus negocios.Aunque sus preguntas no tardarían en recibir respuestas. ¡Aun así ella no quedara satisfecha!Rous compartía la cama desde hace unos meses atrás, la relación parecía normal y llena del amor que se profesaban desde su unión matrimonial. Aunque en el interior Rous sentía la distancia y el frio de Caleb y el no dejaba de pensar en sus amantes.Esa noche las luces estaban a punto de apagarse y Rous no estaba dispuesta a quedarse con la duda. —¿Puedo preguntarte algo, Caleb?Caleb se dio la vuelta y con el ceño fruncido respondió a media voz. —¿Qué sucede, Rous? Es algo tarde. ¿No crees?—Entiendo que tengas que trabajar, pero hay algo que no me deja descansar