Vamos adentro del auto de Gerardo, él decidió irse atrás mientras que Armando maneja y yo voy de copiloto. Nos vamos burlando del chofer, luego que la mesera le dio su número de teléfono escrito en la cuenta, y sin descuento aparente. Eso bastó para darle color a sus mejillas hasta acá arriba del Ajusco, donde se empieza a sentir frío ya por la zona boscosa que nos rodea.-Yo no sé Armandito, pero tú me debes un descuento –le dice Gerardo que va atrás con los brazos estirados en el asiento.-Yo no te debo nada, además, ¿quién te dijo que le voy a marcar? -No’mbre, no desperdicies la oportunidad, estaba guapa la chiquilla. -No estoy interesado, gracias... –dice ya en tono más serio mientras ve con atención la pantalla del celular con el GPS en ella.-Te vas a quedar a vestir santas o monjas Armandito, y eres buen candidato. Guapillo, con buena familia, de abolengo, trabajo fijo, inteligente, le queda la barba... ¡Partidazo! Hasta dos hermanas buena onda.-¡Deja ya de molestar! –pide
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