El ardor en la frente de Emily es un recordatorio constante de su realidad. Se detiene frente al espejo, observando su reflejo con una mezcla de desprecio y resignación. La chica que solía ser, la que se vestía con ropa de segunda mano y luchaba por cada centavo, ha desaparecido. En su lugar, ve una sombra con el cabello castaño recién lavado, con el rostro pálido y los ojos llenos de un miedo que no puede ocultar.Sus dedos tiemblan mientras abotona el vestido que le han dejado sobre la cama. Es de seda pura, de un color azul profundo que contrasta con la palidez de su piel. El corte es elegante, pero ella se siente como una marioneta vestida para una función que no ha pedido. Cada movimiento es una confirmación de que está atrapada. Nicolay Romanov, el hombre que la ha arrastrado a este infierno, la controla de pies a cabeza.—Alex, Becky esto, es por ustedes —murmura, su voz apenas un susurro.El pensamiento de sus hermanos, le da la fuerza necesaria para bajar las escaleras. Se af
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