Livia yacía tumbada en la cama, aburrida hasta la médula.«Ojalá mi período termine hoy», murmuró, mirando por la ventana del dormitorio.El día estaba claro y ventoso, de esos que invitan a salir a vivir una aventura... y sin embargo, ahí estaba ella, atrapada en casa por culpa de su período.Suspiró de nuevo. «¿Por qué tengo que pasar por esto?»Pedirle respuestas a sí misma era inútil.Se giró, abrazando la almohada y dándole un par de golpes flojos.«¿Y si me escapara? No me mataría… ¿verdad?»Bueno, no —Damian no la mataría. En el peor de los casos, la encerraría un mes. ¡Ja!«¿Y si me atara por desobedecerlo?»Se estremeció solo de pensarlo. Aunque sabía que Damian jamás le haría daño de verdad, no tenía el valor de provocarlo demasiado.Aún tirada en la cama, Livia soltó una risita al recordar a Claudia—esa chica sí que era un caso. Tan audaz, tan segura de sí misma, confesando abiertamente que le gustaba el asistente Brown.—Livia, una vez le confesé mis sentimientos a Brown.
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