Cap. 117: Lisandro...
El estruendo reventó el aire. Una bala chocó contra una columna, levantando polvo y fragmentos. Uno de los agentes se cubrió, el otro rodó hacia un lado, buscando posición.Iker se lanzó sobre el matón que lo apuntaba. Lo embistió con el hombro, le sujetó la muñeca, forcejearon por el arma.El otro secuestrador trató de apuntar hacia los policías; Lisandro se le abalanzó con una rapidez que no sabía que aún tenía. La pelea fue cuerpo a cuerpo, cruda, desordenada, con el eco de los insultos y los golpes rebotando en el techo.En la pasarela, Natalia tambaleó por el sobresalto.—¡Idiotas! —rugió—. ¡Les dije que viniera solo!Blair entró entonces por la puerta principal con otros dos agentes, arma en mano, chaleco visible.—¡Todos quietos! ¡Bajen las armas! ¡Hay explosivos en el lugar! —bramó, haciendo tronar su voz en la bodega.Uno de los hombres quiso disparar hacia ella, pero el agente que había rodado antes lo redujo de un golpe seco.El arma cayó al suelo.Lisandro, jadeando, logró
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