KAELANEl silencio de la habitación era tan pesado que casi podía romperme los huesos. Me mantenía recostado a su lado, sin cerrar los ojos ni un segundo. Tenía miedo… miedo de que si los cerraba, al abrirlos ella ya no estuviera.Mi brazo rodeaba a Laurenth, su cuerpo aún débil, pero tibio contra el mío. La besaba suavemente en la sien, en la frente, en los labios, como si pudiera devolverle la vida a fuerza de caricias, Había despertado, pero luego había vuelto a dormir, la anciana dijo que era normal, tenía que recuperar energías pero ya estaba sanando.De pronto, sus pestañas se movieron. Un estremecimiento me recorrió entero.—Amor… —susurré con la voz quebrada, temiendo que fuera solo un sueño.Sus ojos azules se abrieron, cansados pero vivos. Me miraron, y sentí que el aire regresaba a mis pulmones después de dos días de agonía.—Kael… —susurró, y esa palabra fue mi salvación.La abracé con fuerza, aplastándola contra mi pecho, besando cada rincón de su rostro mientras mi voz r
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