LuminaQuise averiguar quién era, porque no esperaba a Xenois, pero Ollie fue más rápido que yo y no pude alcanzarlo cuando corrió hacia el sonido de la puerta.—¿Papá? —Preguntó mi hijo, corriendo hacia el pasillo.Lo seguí despacio, sintiendo temor y enojo al mismo tiempo. ¿Qué hacía en casa?Más importante aún, ¿por qué estaba aquí en vez de con Sophia y Riley?Xenois estaba en la entrada, luciendo un poco incomodo, como si lo hubiesen descubierto haciendo algo malo. Cuando Ollie se lanzó a sus piernas, vi un destello en su rostro, parecía un sentimiento de culpa, pero se perdió tan rápido como apareció.—Hola, campeón —dijo con voz alegre, aunque forzada. Eso fue extraño, ¿había pasado algo? —¿Qué has estado haciendo hoy?—¡Hice un proyecto de arte! —gritó Ollie emocionado, moviendo las manos mientras miraba hacia atrás para ver si yo estaba allí—. Mamá dijo que no vendrías, ¡pero estás aquí! ¡Ven a verlo!Xenois me miró por encima de la cabeza de Ollie, con una expresión impenetra

LuminaMe uní a ellos en la barra, bebiendo mi propio café mientras los veía conversar animadamente, absortos el uno en el otro. Eran momentos como esos, especialmente por lo raros que eran, los que me mantuvieron esperanzada en mi vida pasada.Pero ahora sabía más; esos pequeños instantes pronto serían cubiertos por promesas rotas y sillas vacías en las mesas de la cena.—Ollie, termina —dije, mirando la hora—. Tenemos que vestirte para la escuela.—Sobre eso —intervino Xenois, dejando su taza de café y mirándome—. Pensé en llevar a Ollie hoy a la escuela.Levanté una ceja, sorprendida por su ofrecimiento. —¿Tienes tiempo para eso?—Moví algunas reuniones —respondió, sin mirarme—. Pensé que sería bueno pasar tiempo con él.Vi que Ollie nos miraba con el ceño ligeramente fruncido, claramente sorprendido por las palabras de su padre. Aunque tenía cinco años, era lo suficientemente observador como para notar que Xenois se comportaba de forma extraña.—Quiero ir con mamá —dijo en voz baja

Lumina—Lo inscribimos en la primaria de Arroyo de Plata —respondió Sophia con naturalidad—. Será un nuevo comienzo, lejos de… la manada anterior.Asentí, comprendiendo el trasfondo de sus palabras. Sophia fue la compañera del antiguo Alfa que murió… y con la manada buscando un reemplazo, siendo hijo del Alfa, Riley enfrentaría desafíos de otros lobos más fuertes, sobre todo si su propio lobo era tan gentil como parecía.—Ollie también va allí —dije, dirigiéndome a Riley—. Quizás estén en la misma clase.El rostro del niño se iluminó antes de mirar a su madre, que lo fulminaba con la mirada, entonces preguntó despacio:—¿De verdad? ¡Eso sería increíble!—Riley, ¿por qué no eliges unas frutas para nuestro desayuno de mañana? —lo instó Sophia, con un tono que dejaba claro que realmente no era una sugerencia—. Quédate donde pueda verte.El niño asintió y se despidió con la mano antes de alejarse. Entonces, Sophia se volvió hacia mí, dejando caer un poco su máscara.—Qué doméstica eres, ha

Lumina—¿Quieres que me quede callada mientras mi esposo tiene una aventura? ¿Que sonría y asienta mientras él juega a la familia feliz con otra mujer? ¿Que finja que todo está bien mientras me relegan al papel de esposa de conveniencia? ¿El trofeo de la casa? ¿Es eso a lo que me están reduciendo? —exclamé.—Estás siendo dramática.—¡Estoy siendo honesta! —le respondí, gritándole por primera vez en mi vida—. Por una vez, soy completamente honesta sobre lo que me estás pidiendo. ¿Sabes qué? Prefiero divorciarme, que tenga su final feliz con Sophia, que estén juntos sin ocultarlo, que al menos tengan la decencia de decirle a todos que me engañó, pero que fue por amor.La bofetada fue tan rápida que apenas la vi venir. Silvia me dio una palmada tan fuerte que resonó por todo el estudio.—El divorcio no es una opción —bufó, con el rostro torcido por la furia, señalándome mientras escupía las siguientes palabras—. No vas a deshonrar a esta familia con tu egoísmo.—¡Silvia! —Samuel se movió

SophiaEl teléfono sonó de nuevo cuando lo agarré y vi quién llamaba.Era Xenois, en el momento justo.Respiré hondo y me recompuse antes de contestar. Esa era mi oportunidad para sacar ventaja de la reunión que tuve ese día con Lumina.—Hola, Xenois —respondí, con un tono triste y decepcionado por mi día.—Sophia, ¿cómo estás? Quería saber cómo están Riley y tú. ¿Cómo estuvo tu día?Su voz sonaba cálida y preocupada por mí, por lo que sentí un dolor familiar en el pecho. Ese era el Xenois que recordaba de años atrás, el que se preocupaba por mi bienestar por encima de todo.—Fue… difícil —dije sentándome en el sofá más cercano, dejando que el cansancio marcara mis palabras—. Llevé a Riley al supermercado a comprar algunas cosas para la cena y nos encontramos con tu esposa.Hubo silencio al otro lado antes de que hablara.—¿Lumina estaba en la tienda?—Sí, con Ollie. Y Xenois… —dudé, tratando de elegir mis palabras para no pintar mal a su esposa.—Intenté ser educada, conversar por el