XenoisEl camino a casa transcurrió en silencio, sentía la rabia crecer mientras las palabras de Sophia resonaban en mi cabeza, haciendo que mi sangre hirviera aún más.Lumina había sido cruel con Sophia y Riley, se había burlado de ellos y les había dicho que no pertenecían a la manada.La mujer con la que me había casado, la madre de mi hijo, había mostrado crueldad hacia un niño, uno de la misma edad que Ollie. ¿Realmente era tan cruel? ¿Así trataba a Ollie cuando yo no estaba? ¿Nuestro hijo estaba en peligro con ella?Apreté el volante con más fuerza mientras pensaba en la cara confundida de Riley cuando Sophia me describió lo herido que estaba. El niño no había hecho nada malo, era inocente en todo esto. El hecho de que Lumina descargara su celos o inseguridad en él, era completamente inaceptable.Siempre supe que Lumina podía ser fría y distante. Nuestro matrimonio fue arreglado y, aunque esperaba que pudiésemos llegar a querernos con el tiempo, ella siempre se mantuvo alejada de

Lumina—Quería disculparme —le dije directamente a Sophia, manteniendo el tono neutral y profesional. Lo último que quería era que el Alfa viera que estaba fingiendo en toda esa farsa.—Xenois mencionó que nuestra conversación de ayer pudo haber sido… malinterpretada. Si dije o hice algo que hizo que Riley o tú se sintieran poco bienvenidos, quiero aclarar que esa no fue mi intención.Las palabras me supieron amargas, pero las forcé a salir. Solo era una actuación, una medida necesaria para lograr que Xenois se alejara de mí y me permitiera enfocarme en lo verdaderamente importante.Los ojos de Sophia se abrieron un poco, como si no esperara que realmente llegara a disculparme. Me examinó con atención, probablemente intentaba descubrir mi plan. ¿Estaría contando que yo era demasiado orgullosa como para disculparme, y que podría usarlo para avivar la tensión entre mi compañero y yo?Por un momento lució casi… ¿decepcionada? Pero después, su expresión volvió a esa máscara frágil que tan

RileyYa no podía forzar las palabras a salir de mi boca, se habían quedado atrapadas en lo más profundo de mi pecho, prisioneras del miedo que había tomado el control de todo.Aunque la señora se había ido, aunque ya no me miraba con esos ojos que parecían ver a través de mí, no podía dejar de temblar por lo que acababa de pasar.El restaurante parecía cerrarse sobre mí y no podía respirar. La gente seguía mirando nuestra mesa, susurrando entre ellos, tapándose la boca mientras me observaban; algunos parecían compadecerme, otros se divertían con lo que veían.Quería desaparecer, acurrucarme en una bola tan pequeña que nadie pudiera verme.—¿Riley? —la voz de Xenois ahora era suave, diferente a cuando le gritó a la señora hermosa—. Oye, amigo, está bien. Ella ya se fue.Intenté asentir, mostrarle que lo había escuchado y que le prestaba atención, pero mi cabeza estaba demasiado pesada para moverse. Todo pesaba demasiado: mis brazos, mis piernas, incluso respirar me parecía demasiado es

Riley—¿Viste lo que hiciste? —siseó, girándose para encararme, avanzando mientras su voz subía una octava—. ¿Viste cómo me avergonzaste?Me apreté contra la puerta, intentando hacerme lo más pequeño posible mientras ella soltaba su ira.Eso era lo que conocía.—Trabajo tan duro para causar una buena impresión todos los días, para que la gente nos quiera, para que tengamos una oportunidad de una vida mejor. Para que cuando seamos la verdadera familia de Xenois, nadie piense que no nos lo ganamos. Pero tú te quedaste ahí sentado como un pequeño Bicho raro y mudo, provocando que todos piensen que hay algo mal contigo.Sus palabras me golpearon como puñetazos. Bicho raro, eso era yo para mi madre cuando nadie más miraba. No era su niño precioso, ni el dulce Riley.—¡Luego te apartaste de mí delante de él! —caminaba de un lado a otro, su voz subía y se volvía más desesperada mientras pensaba qué hacer conmigo—. ¿Sabes cómo se vio eso? ¿Sabes qué debe pensar de mí ahora? Me agarró de la ma

LuminaLa sangre se me heló al escuchar eso.—¿Cómo era ese niño? —pregunté alarmada, intentando descubrir quién era.—Tenía el cabello oscuro como el mío, pero más rizado. Y era más pequeño que yo, parecía que quería huir, pero no podía.Riley, estaba describiendo a Riley, el niño del restaurante. Riley, que tenía un parecido sorprendente con Ollie. Pero, ¿cómo pudo verlo? Estaban a kilómetros de distancia y en lugares completamente diferentes.A menos que… de alguna forma, lo que le estaba pasando a Ollie estuviera conectado con Riley. Pero, ¿qué le haría daño a Riley? En mi vida pasada ese niño nunca había sido lastimado. Tenía una madre cariñosa y la atención de mi esposo, no le faltaba nada.—¿Reconociste al niño? ¿Lo habías visto antes?Ollie negó lentamente con la cabeza. —No, no lo he visto antes, pero sentí pena por él. Tenía mucho miedo, mamá. Alguien lo estaba lastimando.Lo ayudé a salir del auto y entrar a la casa, con la mente llena de posibilidades sobre cómo podía ser p