C8- TRIPLE SHOCK—¡Nooooo! ¡No puede ser! ¡No puede ser!La exclamación de Isabella rompió el ritmo de la oficina. Se dejó caer en su silla, mientras su equipo de trabajo la miraba como si acabara de perder la razón. Nadie se atrevía a hablar, nadie, hasta que uno de ellos, el director de proyectos, se aclaró la garganta con cautela.—Perdone, pero... jefa... usted estuvo detrás de ese contrato durante meses —dijo con cuidado—. Y ahora que finalmente se cerró... ¿no quiere?Isabella apretó los dientes y quiso maldecir allí mismo. Porque era verdad. Había perseguido ese proyecto como una obsesión, había movido contactos, presionado plazos, convencido inversores. Pero si hubiera sabido que pertenecía a Crowe Industries, jamás le habría puesto el ojo encima. Y esa mañana, cuando le confirmaron que el trato estaba cerrado, había estado a punto de brindar y llamar a Rowan, pero ahora no tenía idea de cómo explicarle que el hombre que más detestaba no solo era amigo de su novio, sino tambi

C10-ESTRICTAMENTE PROFESIONAL.La junta terminó sin despedidas innecesarias.Se acordó que, desde el día siguiente, Isabella y Aslan trabajarían codo a codo en el proyecto. No había rodeos posibles. Eso incluía revisiones diarias de avance, visitas conjuntas a las plantas satélite, análisis de rutas logísticas, reuniones técnicas con ambos equipos presentes, llamadas nocturnas con los fondos implicados y, lo peor de todo, viajes juntos.Estarían cerca, demasiado cerca y Aslan no sabía cómo sentirse.Por un lado, una parte enferma y egoísta de él se sentía... viva. Porque estar cerca de Isabella era lo que su lobo y su corazón habían querido desde el primer día. Tenerla delante, escuchar su voz, verla moverse con esa seguridad que siempre lo había desarmado, le devolvía algo que creía muerto.Por el otro, se sentía una mierda.Porque Damian era su amigo, su hermano elegido y él deseaba a la prometida de su mejor amigo. Eso lo convertía en todo lo que siempre había despreciado.Entró al

C12-INVITACIÓN.Damian regresó del baño con una expresión más relajada y se dejó caer en la silla frente a Aslan. El teléfono seguía exactamente donde lo había dejado, boca arriba. —Uf... mejor —dijo Damian, acomodándose—. Perdón por eso. ¿Todo bien?Aslan sostuvo la taza entre las manos y el café ya estaba tibio. —Sí —respondió—. Todo... interesante.Damian frunció el ceño, captando el tono.—¿Ocurrió algo?Aslan levantó la mirada despacio y sonrió, pero fue una sonrisa hueca.—Tu teléfono vibró. No quise revisarlo, pero estaba boca arriba y la pantalla se iluminó.Hubo una pausa y Damian palideció, un gesto mínimo que intentó borrar de inmediato.—Ah... —dijo mientras tomaba el teléfono—. Debe haber sido mi mamá. Anda preocupada con...—No era un número guardado —lo interrumpió Aslan, con una mirada afilada—. El mensaje hablaba de un masaje. Y de "algo más".El silencio cayó pesado y la sonrisa de Aslan se congeló, transformándose en decepción pura. Entonces Damian soltó una risa

C14-MI VIDA AHORA ES PERFECTA.El restaurante cuando Isabella entró del brazo de Damian, Aslan ya estaba allí, de pie, junto a la mesa, viéndose guapo. Demasiado para el gusto de Isabella. Y él cuando la vio, algo le cruzó el pecho, al verla con su vestido negro corto que se ajustaba a su cuerpo como una provocación directa.Isabella lo había elegido a propósito.Y lo supo en el momento exacto en que los ojos de Aslan bajaron, lo suficiente para delatarlo y también cuando tomó el vaso de agua y bebió de inmediato, como si así pudiera apagar algo que ardía por dentro.—Perdona por llegar tarde —dijo Damian con una sonrisa—. Ya sabes... las mujeres se toman su tiempo.Aslan lo miró y la imagen de la chica del club de strippers se le cruzó como un relámpago haciendo que rabia le apretara la mandíbula.—No hay problema —respondió, seco.Se sentaron y Isabella se acomodó junto a Damian y apoyó la mano en su muslo, sin disimulo.—Es que me gusta hacerme desear —dijo ella, melosa—. Y a él le

C16- SEGUIMOS ORDENES DEL PRESIDENTE.—Aquí —susurró—. Hay un pulso acelerado... y eso delata más que cualquier gemido.La tensión se tensó hasta doler y fueron dos orgullos chocando. Dos voluntades mordiéndose, entonces Aslan fue provocador a propósito, disfrutando cómo ella temblaba, cómo los hombros se le tensaban aunque intentara fingir control. Y por un segundo, Isabella se perdió, pero también reaccionó.Le apartó la mano de un manotazo.—No vuelvas a tocarme —dijo, fría.Volvió a los papeles como si él no existiera y Aslan respiró hondo; sin embargo la conexión seguía ahí, vibrando, indómita.Kronos rugió en su cabeza.«Su loba es mi loba. Ella es nuestra. Lucha por ella.»Aslan no respondió y de la nada le cruzó Damian, el mensaje, la posibilidad de una traición. «Si miente, insistió el lobo, si no la cuida, es tu deber»Aslan apretó los dientes y guardó silencio.—Tenemos que revisar las maquetas —dijo Isabella, sin mirarlo.Él se puso manos a la obra y aunque estaba tenso