C111-EL VERDADERO OBJETIVO.Mientras, en la guarida de vampiros, la pelea estalló con una ferocidad que heló la sangre. Los vampiros descendían desde las alturas como sombras con garras y Rowan rugió, lanzando a uno contra la pared antes de girarse y partirle el cuello a otro de un solo golpe.—¡Malditos bastardos! —gruñó, girando sobre su eje para cubrir a Anya.Ella estaba en plena lucha, moviéndose con agilidad; sus dagas brillaban cada vez que la luz chocaba con la sangre negra de sus enemigos. Pero uno la tomó por la espalda y Rowan reaccionó sin pensar: lo arrancó de un zarpazo, lo empujó al suelo y lo atravesó sin miramientos.—¡Mujer testaruda! —gritó, sin dejar de pelear—. ¡Te dije que te quedaras detrás de mí!Anya rodó los ojos incluso en medio del caos, girando para cortar a otro vampiro.—¡Y te dije que no pienso hacerlo! —replicó, clavando su daga justo bajo la mandíbula del enemigo.En el caos, sus movimientos parecían coreografiados; se cubrían, se empujaban, se gritaba

C113-UNA BRUJA.La pelea fue intensa y poco a poco, a medida que los lobos de Levi, diezmados y heridos, retrocedían hacia el bosque, Ailyn se mantuvo en pie. A su alrededor, el suelo estaba cubierto de cuerpos enemigos.Sofía, a unos metros, jadeaba, con un corte profundo en el brazo. A su lado, Draxel, también cubierto de heridas, permanecía alerta, observando la línea de árboles por si alguno de los enemigos regresaba.—Estás sangrando —dijo él, acercándose y tocándole el hombro con cuidado.—No es nada —respondió ella, limpiándose—. Tú... ¿cómo llegaste aquí?—Rowan me envió —contestó él sin dudar, sus ojos oscuros fijos en ella—. Me dijo que la guarida había sido un señuelo y que venían para acá... ¿Dónde está Aidan?Sofía lo miró sorprendida. Iba a responder, pero Ailyn interrumpió con un rugido contenido mientras observaba los restos del enfrentamiento.—¡Malditos! —exclamó, apretando los puños—. Vinieron a matarnos en nuestra propia casa... y lo lograron, maldita sea, lograron

C115-LO VERÉ. El golpe resonó seco en el silencio del bosque y el cuerpo de Levi se dobló con el aire escapando de sus pulmones mientras caía de rodillas. La tierra húmeda se pegó a su rostro y el sabor a sangre le llenó la boca. Aun así, no se defendió, no levantó ni un solo puño. Solo apretó los dientes y gritó con toda la fuerza que le quedaba. —¡No me importa lo que me hagas! —rugió—. ¡Pero escúchame! ¡Él no quiere a Anya! ¡Se llevaron al niño! ¡Aiden es la llave! ¡Llévenme con su Alfa, ahora! El silencio cayó de golpe y los dos betas que lo sujetaban se miraron entre sí; la furia dio paso a la duda, y detrás de esa duda nació el pánico. El mayor lo soltó lentamente, retrocediendo un paso, con el ceño fruncido. —¿Qué dijiste? Levi levantó la cabeza, el rostro cubierto de tierra. —¡Aiden está en peligro! ¡Si no lo detienen... lo perderán! Después de recibir la orden de su superior, el más joven salió corriendo hacia la mansión y el otro se inclinó sobre Levi, sin dejar de ob

C117-MONTAÑAS HUMEANTES.Salieron poco después, con el peso de la urgencia clavado en el pecho, Ailyn no quiso desprender la mirada de Anya; la preocupación le apretaba la garganta por permitir que su nuera fuera en ese viaje. Sin embargo, Anya la tomó de la mano, la miró a los ojos y le juró, con voz firme aunque temblorosa, que se cuidaría. Eso alivió un poco a Ailyn, que asintió con la boca apretada y dejó que las órdenes siguieran su curso.Además, Draxel había traído refuerzos: lobos prestados por alianzas, hombres que conocían el terreno y la noche, y él mismo se quedó en la mansión para protegerlas. Rowan se lo agradeció sin palabras varias veces, con la mirada y un apretón de mano que lo dijo todo.En cuanto a Isabella, el sanador fue claro: la herida había sido profunda pero no había afectado órganos vitales; con medicina tradicional y remedios humanos se recuperaría y eso dio a todos un hilo para aferrarse.Así el grupo partió hacia las Montañas Humeantes envueltas en su nie

C119-¡TODO COMENZARÁ CON ÉL!El túnel se estrechaba a medida que descendían. Habían seguido el eco de la voz, por eso Rowan iba al frente, con los músculos tensos y la mirada fija en el fondo del pasillo. Sentía que el corazón le golpeaba el pecho con fuerza; al mismo tiempo el instinto le gritaba que Aiden estaba cerca.Anya caminaba justo detrás de él, apretando la empuñadura de su daga, pero cada respiración que daba contenía el miedo. Su bebé estaba en peligro, con criaturas malditas, no quería imaginar lo asustado que estaba.No podía pensar en otra cosa que no fuera su hijo.—Está cerca... —murmuró, escuchando su corazón de madre detenerse de pronto mientras señalaba una abertura al final—. Ahí... siento que Aiden está allí dentro.Rowan intercambió una mirada con Cassian, que asintió en silencio y avanzaron.La entrada a la cámara era una grieta ancha, flanqueada por símbolos antiguos grabados en piedra. La niebla parecía colarse por el suelo, moviéndose como si tuviera vida y