C122-EL LOBO QUE NO RECUERDO. El salón principal estaba lleno de murmullos apagados. Todos habían vuelto con vida, pero no con paz. Aiden ahora dormía en el piso de arriba, ajeno a la tensión que hervía bajo ese techo. Nadie celebraba realmente; todos sabían que la guerra con los vampiros aún no había terminado, pero eso no era lo que mantenía a la familia Blackwood en silencio. El problema era Axel. Quien estaba de pie, apoyado contra la pared, con la misma calma falsa que usaba en los momentos más tensos. A su alrededor, las miradas eran dagas: Cassian lo observaba con los brazos cruzados, Jacob no se molestaba en disimular el desprecio, y Ailyn... Ailyn lo miraba como si al fin entendiera lo que siempre le había parecido extraño en él. Y Rowan estaba sentado, con los codos en las rodillas y las manos entrelazadas. No hablaba, pero su silencio dolía más que un rugido. La rabia se le acumulaba en el pecho como un fuego espeso, mezclado con celos, frustración y una sensación de

C124-ÉL NUNCA ME TOCARÁ ASI.La puerta de la habitación se cerró de golpe detrás de ellos y Rowan la agarró del brazo y la giró.—¿Qué demonios fue eso, Anya? ¿Lo vas a dejar jugar contigo así? ¿Vas a dejar que ese imbécil se meta en tu cabeza?Ella dio un paso atrás, nerviosa.—Rowan, no es lo que piensas, solo… quiero entender qué pasó. Si él realmente fue…—¡No me importa si fue o no fue! —la interrumpió, golpeando la pared con el puño, haciendo que ella se estremeciera—. No confío en él, y tú tampoco deberías hacerlo. ¡No quiero verlo cerca de ti!Anya apretó los labios, tratando de mantener la calma.—No puedo seguir huyendo de mi pasado, Rowan. Si él sabe algo, necesito saberlo.Él se rió, sin humor, con los ojos oscuros y los celos a flor de piel.—¿Y necesitas hacerlo a solas con él? ¿De verdad crees que voy a permitir eso?—No se trata de lo que permitas —respondió ella, dando un paso adelante—. Esto es algo que tengo que enfrentar.Rowan la miró fijo, respirando con fuerza.

C126-DESCONTROL.Aidan corría con las lágrimas empañándole la vista, sin saber a dónde ir. Giró una esquina y chocó de lleno contra algo sólido. Cayó de espaldas y alzó la vista, con la respiración entrecortada. Era Rowan. El alfa lo miró sorprendido, luego vio su carita llena de lágrimas y el temblor de su labio inferior. —¿Qué pasa, cachorro? —preguntó con voz grave, pero ansiosa—. ¿Por qué estás llorando? Aidan lo abrazó con fuerza, sollozando contra su pecho. —A- Axel… —balbuceó—. Dijo que él era mi papá… que tenía que quererlo a él… p-pero yo le dije que no, que tú eras mi papá y que no lo quería, y se enojó… Rowan sintió que algo se rompía dentro de él. Su mandíbula se tensó y los ojos se le encendieron de furia, tanto que el aire a su alrededor pareció volverse más pesado. —¿Te gritó? Aidan asintió con la cabeza, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano. —Sí… fue feo. Rowan lo abrazó una vez más, respirando hondo para no dejar que la ira lo cegara de

C128-LO RECUERDO.Anya lo miró dormir. La respiración del hombre era pausada y la fiebre había bajado, pero lo que más la inquietaba no era eso, sino lo que acababa de pasar. Estaba de pie frente a la cama, con el corazón golpeándole el pecho, la ropa arrugada y la mente en blanco.Se cubrió la boca con una mano, sintiendo el temblor en los dedos.—Dios mío… —susurró asustada—. ¿Qué hice?No había forma de explicarlo. No era ella. No podía serlo. Había querido detenerse muchas veces, pero su cuerpo no le obedeció. Hubo algo más fuerte que el miedo, algo que la empujó hacia él: un hambre, una necesidad que no entendía.Se vistió rápido, evitando mirarlo, y agarró su bolso.—Lo mejor será que vaya por los medicamentos… y que mañana se vaya… ojalá no vuelva a verlo —murmuró para sí, cerrando la puerta con cuidado.El aire nocturno la golpeó en la cara cuando salió a la calle. Caminaba deprisa, con la cabeza baja, murmurando entre dientes.—Idiota, idiota… —se reprendía—. ¿Cómo pudiste ha

C130 – YA LO SABÍA.Después de la ceremonia, la casa respiró distinta. Esa noche, Rowan, Anya y Aidan quedaron juntos en la cama grande; el niño tumbado en medio, feliz y sin entender del todo, pero con una sonrisa que lo llenaba todo.Rowan miró a Aidan y le revolvió el cabello con cariño.—¿Sabes, campeón? Tengo tantas cosas que quiero enseñarte. Todos estos años… tenemos que recuperarlos.Aidan se incorporó un poco, mirándolo con ilusión.—¿Me llevarás contigo al bosque, papá? —preguntó, acomodándose más cerca—. Quiero aprender a seguir rastros como tú.—Claro que sí —respondió Rowan, sintiendo cómo su corazón se expandía al escuchar esa palabra, "papá", en labios de su hijo—. Mañana mismo, si quieres. Te enseñaré todos los secretos que mi padre me enseñó a mí.El niño sonrió ampliamente y se acurrucó contra el pecho de Rowan.—¿Y me contarás historias? Las historias que te contaban cuando eras pequeño —murmuró Aidan, jugando con un botón de la camisa de Rowan—. Quiero saber cómo e