Capítulo 54. Parte 1
Antonella:Mientras Diego se ducha, aprovecho de bostezar una y otra vez, intentando no abrazar la almohada y quedarme dormida nuevamente, pues el cansancio físico de haberme convertido en una depravada sexual me tiene agotada, pero no desilusionada. A decir verdad, valen la pena las ojeras que me cargo últimamente. Nuestro encuentro amatorio en la bañera fue, sin duda, fascinante, aunque después salieron a relucir conversaciones que no tenía planeadas. Pero, como siempre, Diego tiene razón: ya es tiempo de pedir los respectivos divorcios, que él se separe legalmente de Ambra y yo de Solcito, aunque un papel firmado no sea impedimento para ser feliz con Diego y, de paso, agrandar esta familia que adopté con tanto amor.En fin, como dije anteriormente, Diego es sabio, y este trauma hay que cortarlo de raíz. Tal vez así salgan de mi mente las secuelas de las innumerables humillaciones que me hizo pasar el que aún es mi esposo. Y no solo eso: haberme anulado como persona inteligente y pe
Leer más