Almuerzo FamiliarResidencia de los HarringtonLa mesa estaba dispuesta con una perfección casi quirúrgica. Platos de porcelana blanca, cubiertos alineados con precisión matemática, copas de cristal tallado. El chef personal ya había servido la entrada y el aroma del cordero al horno con romero comenzaba a colarse por los rincones del comedor principal de los Harrington. Todo impecable. Impecablemente frío.Nate estaba sentado entre su madre y su hermana menor, con la espalda recta, el rostro relajado... pero sus pensamientos, en otra parte. Afuera, el jardín estaba lleno de luz. Adentro, en cambio, cada palabra sonaba medida, cada sonrisa, calculada.- Entonces, ¿Ya cerraron el trato con la empresa coreana? - preguntó su padre, girándose hacia su hermano mayor, Darren, con la expectativa en el tono.Darren asintió, con esa seguridad pulida de los hombres que habían nacido para ganar.- Sí. Fue complicado, pero lo logramos. La expansión al mercado asiático ya está en marcha. - respond
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