Dos Malditas RayasApartamento de Claire Bennet - BrooklynMartes, 7:49 p.m.El test de embarazo descansaba sobre el lavamanos como una amenaza silenciosa.Claire lo había comprado esa misma tarde, después de salir del hospital. Nadie notó su ausencia en el cambio de turno. Había hecho todo con precisión quirúrgica. Entró a la farmacia, evitó cualquier tipo de contacto visual, eligió la prueba más sencilla, nada de apps o digitales, solo las dos malditas líneas, pagó en efectivo y volvió al trabajo como si nada.Ahora, en la penumbra de su baño, con el uniforme clínico aún puesto, los zapatos dejados al descuido cerca de la puerta y el pelo recogido de cualquier manera, Claire tenía el corazón a mil. El silencio era absoluto, salvo por el leve zumbido de los tubos fluorescentes del pasillo y el ronroneo lejano de Freud desde el sillón.Tres minutos.Tres malditos minutos que se sentían como un juicio final.Se sentó en el borde de la bañera, con los codos apoyados en las rodillas y la
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