Capítulo 11: ¿Él está bien?— ¡No! — murmuró Aurora, anticipando el dolor que creía que estaba a punto de sentir. La sensación era como si su vida estuviera por acabar allí, pero, en cambio, un suave sonido de movimiento detrás de ella la hizo quedarse inmóvil. La mesa en la que estaba apoyada, repleta de verduras frescas, parecía haberse movido. Abrió los ojos y Andrews estaba frente a ella. Intentó apartarse, pero su presencia estaba demasiado cerca.Estaba tan próximo que podía sentir su calor, su cuerpo casi rozando el de ella. Él estaba justo delante, su mano pasando por encima de su hombro de forma natural, como si fuera algo rutinario, con el cuchillo en la otra mano, bajo e inmóvil, casi como si estuviera en trance. Aun así, las piernas de Aurora temblaban como bambúes.Sus ojos, normalmente intensos, estaban apagados, con un brillo distante y un parpadeo lento, como si estuviera soñando despierto o movido por algo más allá de su propia voluntad. Aurora alzó la mirada, fijan

Capítulo 13: Cuidados casuales solamenteAurora abrió los ojos de par en par al ver a Andrews frente a ella, sujetándole la mano con firmeza, su mirada fija en el corte profundo y enrojecido que se extendía por la palma. Por un instante, el silencio pesó en el ambiente.—¿Qué es esto? —su voz sonó baja, pero cargada de algo desconocido.Ella intentó retirar la mano, pero él la sostuvo con más fuerza.—¿Cómo te lastimaste así? —Su voz ahora era diferente, menos afilada, pero aún exigente—. ¿Estás intentando perder la mano? ¿Cómo conseguiste una herida tan profunda? —suspiró pesadamente, sujetando su mano con cuidado.Aurora respiró hondo y levantó el rostro para mirarlo, una sonrisa amarga jugando en sus labios pálidos.—¿Por qué será? ¿No es así? —Su voz llevaba ironía, un tono de provocación que lo desafiaba a pensar.Los ojos de Andrews se entrecerraron. No le gustaban los juegos, y ella lo sabía, pero en ese momento, era todo lo que tenía para defenderse.Andrews soltó su mano brus

Capítulo 15 – La Cocina en CaosAndrews estaba durmiendo cuando un estruendo lo despertó de un salto. El amanecer trajo consigo un ruido ensordecedor: ollas cayendo, cubiertos chocando y puertas de armarios golpeándose.Jacy, la gobernanta, frunció el ceño al escuchar el caos en la cocina, al igual que Andrews, que también salió corriendo, bajando la escalera hasta llegar al lugar.—¿Pero qué diablos está pasando ahí? —murmuró, saliendo apresurada del pasillo.Donovan, que ya estaba desayunando, levantó las cejas y dejó caer la taza. Estaba tranquilo en medio de aquel desorden, ya sabía por qué ella hacía tanto alboroto, a pesar de la mano vendada que apenas podía mover.—Parece un huracán...Encontraron a Aurora en medio de un verdadero campo de batalla.Ollas tiradas en el suelo, cajones abiertos, utensilios esparcidos por todas partes. Aurora parecía un torbellino, moviéndose rápidamente, tomando cuchillos, tijeras y cualquier objeto cortante o peligroso y escondiéndolos dentro de

Capítulo 17: Reaccionando al menos una vezEl silencio era casi ensordecedor allí, ella no tenía otra opción más que seguirlo hasta que él se detuvo cerca de la mesa. Andrews la soltó con un gesto brusco y cruzó los brazos, sus ojos oscuros fijos en ella. — ¿Tienes idea del bochorno que causaste?Aurora masajeó su muñeca, el dolor en la mano herida volviendo a molestarla. — Te avisé que esto era un error, pero me obligas a trabajar como si fuera cualquiera —aseveró, mirándolo con dureza, intentando disimular su verdadera reacción.Él rió, pero sin humor. — ¿Una cualquiera? No, Aurora, solo espero que conozcas tus propios límites. Si no puedes sostener una bandeja, deberías haberlo dicho, al fin y al cabo despertaste bien dispuesta, ¿no? Hiciste todo el desorden que quisiste sin mi permiso y aún causaste un lío allá adentro.Ella levantó la voz, llena de furia. — ¿Y tú me habrías escuchado? ¿Como cuando me obligas a lavar la ropa sabiendo que estoy lastimada? ¿O a cocinar para desp

Capítulo 19: El Peso del OrgulloAurora terminó de limpiar todo con gran dificultad. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso; el dolor palpitante en la mano vendada hacía que cada movimiento fuera más difícil. Pero ella lo ignoró todo: solo terminó, fue a la habitación y acabó con eso. Se repetía eso en la mente mientras limpiaba soportando el dolor. Se dirigió hacia la escalera, tan distraída que ni siquiera se dio cuenta de que Andrews todavía estaba sentado en el sofá cuando cruzó la sala; solo siguió hasta la escalera, sintiendo crecer un alivio dentro de sí. Finalmente podría descansar. Él la observaba mientras subía lentamente cada peldaño, como si sus piernas tuvieran algún peso. Pero su cuerpo no soportó más. A mitad del camino, sus piernas flaquearon, la vista se oscureció, sintió el mundo girar antes de que todo simplemente desapareciera. El desespero la invadió cuando intentó sostenerse del peldaño, pero no pudo y perdió la conciencia. Podía sentir que caía y esperaba