—¿A dónde iremos? —Ya en el auto de Han Emris comenzó nuestra pequeña travesía, parece algo fuera de lo común, en especial después de que salió de la gran ciudad con tal de ir a los campos.Quisiera decir que disimula a la perfección su actitud, pero no es así. Desde hace rato delata que prepara algo especial para hoy, comenzó desde la ropa elegante.No, mejor dicho desde que se atrevió a entrar a casa para hablar con mi mamá y papá. Digo, no está mal que lo haga, solo es algo que no se atrevió hacer en todos estos meses que nos llevamos conociendo.Después de eso, la ropa elegante.Los regalos encima del asiento, nada extraño, lo hizo la primera vez que salimos. La única diferencia a cuando tuvimos nuestra primera salida, es que él no insistió en que me cambiara la joyería por la nueva.Bueno, ahora puedo mencionar sus nervios, de vez en cuando no escucha cuando hablo y pide que repita lo dicho entre palabras entre cortadas.Por último, estamos haciendo un viaje más extenso de lo usu

Quizás suene muy insistente con este tema que se ha vuelto el protagonista de estos últimos días de mi vida. Tedioso para muchos, emocionante para mi.Hoy exactamente, se cumplen 7 días desde que soy la novia de Han Emris.Es deleitante agregar el hecho de que esa no es la única buena noticia del día, desde la ventana logró ver los rayos de sol brillar con dulzura y repleta belleza, anunciando las maravillas del día. Se inaugurará mi centro de ayuda y acogida para las mujeres.Por ello me arreglo al frente del espejo, cubriendo pequeñas imperfecciones de mi piel con la base y polvos translúcidos, dando profundidad mis ojos con una hermosa sombra de color marrón y delineando con un lápiz de color negro. Labios de color rojo, un detalle que tardé mucho en pulir, resulta que para el color rojo es muy fácil mancharse esparcirse por todos lados. El color negro de mis ropas fue cambiado por un color pastel rosado, perfecto para una ocasión semi formal, dar una apariencia dulce y confíen

—¿Disculpa? —Mi corazón hablo por mi cabeza, repleto de esos característicos nervios que se apoderan de todo joven cuando va a conocer a los padres de su pareja.La primera impresión siempre es primordial, una lástima que es mi caso es desconocida cual sea.Después de todo, la primera vez que me vieron junto a su hijo fue en televisión nacional, inaugurando un centro de ayuda y apoyo para mujeres. No debe ser una mala primera impresión, a no ser que seas una persona repleta de malos pensamientos, haciéndote a la de que el único interés de esa nueva pareja de tu hijo sea su dinero con tal de patrocinar mejor sus proyectos sociales.Parece una locura o exageración, lástima que hoy en día es un pensamiento muy común en muchos hogares.No me veo capaz de quejarme por ello, en especial cuando la razón por la cual hago todo esto es el mero interés de conseguir mi puesto como funcionaría de los derechos de la mujer.—¿No quieres ir a conocer a mis padres? —Volvio a preguntar Han Emris, mante

—¡Emris! La brisa de la costa se convirtió en la principal compañía de dos amantes que solo ríen bajo la oscuridad de la noche, con las olas del mar chocando con la arena de la orilla y los peces nadando con tanta libertad como ellos corriendo por la fría arena americana.Admiro este aire romántico, la libertad al lado de este hombre y como me hace sentir tan amada al punto en que deseo hundirme en la calidez de sus brazos por la eternidad de los recuerdos, ya que nuestra existencia es efímera en comparación a la grandeza de nuestro amor.Dios. ¿Cuando llegue a estar tan enamorada de un hombre?Juro no haberme sentido así con Dylan Montero, jamás, por mucho que dije en su momento que me enamoré de él a primera vista, una mera ilusión por el apuro de un matrimonio apresurado.¿Esto puede ser verdad o solo otra ilusión de mi cabeza?—¡Te atrapé! —Gritó el hombre entre escandalosas risas, atrapando mi cintura entre sus manos y girando mi cuerpo en el aire con una ligereza increíble, una

Dentro de unos minutos van a ser las 8 de la mañana, justo como fue acordado y tan esperable la puntualidad de Han Emris, llegó un tiempo antes de lo acordado.Mi querido papá no disimuló su cara de disgusto al ver llegar el auto, supuse que era solo de pensar que dentro de ese vehículo debe estar la indeseable de la madre de mi novio. No se acercó a saludar, su cordialidad no era tanta, en su lugar solo siguió cargando el auto con cosas que necesitamos para la velada con tal de irnos lo más pronto posible.—¡Señor Castillo! ¿Lo ayudo en algo? —Emris no tardó en bajar del auto para ofrecer su ayuda, yendo directo con mi papá a esperar indicaciones que no tardaron en llegar, comenzando a ayudarlo a subir todo a la camioneta.Mire de reojo el auto de Han Emris, nadie parece bajar o siquiera dar señales de vida allí dentro. Al menos fue así hasta que mi suegro tomó la iniciativa de saludar, bajando de la camioneta y acercándose hasta donde estaba su hijo, ofreciendo su mano en saludo a m