Capítulo 71. Recuperar mi memoria.Pov Alaric:He dejado que los días pasaran intentando aclarar mis ideas, pero siento que lo único que he hecho es perder mi tiempo.No aguanto ni un minuto más en la manada; el resentimiento hacia mi padre cada vez es más grande. Desde que mamá me confesó todo lo que él me hizo, me he dado cuenta de muchas cosas: aquellos Alfas nunca le cedieron a mi padre sus manadas porque él fuera un mejor líder, sino por miedo. Todo lo que hemos logrado en estos años no se debe a su capacidad para liderar, sino más bien a sus trucos sucios y a sus mentiras.No lo voy a enfrentar todavía, pero voy a recuperar lo que por derecho es mío: mi memoria y mis recuerdos. Ya he armado un plan con la ayuda de Héctor; visitaremos un par de manadas para ver que todo marcha bien. Es algo que tenía pospuesto, pero ahora es el pretexto perfecto para buscar al brujo que borró mi memoria o, en su defecto, a alguien que me pueda ayudar.Mi padre no sospecha nada; anda entretenido c

Capítulo 73. El secreto de Martín. Narrador omnisciente: La vida de Aylin había cambiado de formas que nunca habría imaginado. No era que todo hubiera dado un vuelco radical, ni que de pronto los problemas hubieran desaparecido, pero en cuestión de días había comenzado a sentir algo que creía perdido: la ilusión de volver a empezar. Martín estaba ahí. No como un simple amigo de la universidad, ni como un colega de trabajo que compartía guardias interminables en el hospital. Ahora era algo distinto, aunque todavía costara ponerle un nombre tan grande como “pareja”. Habían dado apenas los primeros pasos, y sin embargo, la conexión entre ellos se sentía natural, como si hubieran estado esperando ese momento desde hacía tiempo. Era curioso pensar en todo lo que compartían desde antes. Se conocieron en los pasillos de la facultad, entre exámenes imposibles y cafés de máquina que sabían a cartón. Después, la vida los llevó a trabajar en el mismo hospital, donde la rutina y las horas de

Capítulo 75. Huellas en la ciudad Narrador omnisciente: El aire todavía estaba impregnado de la energía que había dejado el ritual del brujo. El bosque oscuro había recuperado su silencio habitual, pero en el interior de Alaric nada estaba igual. Ted ya no estaba callado, ya no era un eco débil. Aunque su voz seguía ronca y cansada, volvía a estar presente. El brujo se había limitado a observarlos en silencio tras cerrar el círculo de runas. Cuando Alaric le preguntó por el precio, este solo respondió que ya había obtenido lo que quería. Héctor se tensó, esperando alguna exigencia de sangre o un trato imposible de cumplir. Pero no hubo nada más, solo esa frase enigmática. —Ese brujo está más loco de lo que pensaba —murmuró Héctor cuando ya se habían alejado de la cueva—. No me gusta. Alaric no contestó. Sentía el peso del diario y del álbum en la mochila, recordatorios constantes de lo que había perdido y de lo que debía recuperar. Por primera vez en años, había un rumbo claro e

Capítulo 77. Ecos del pasado.Narrador omnisciente:El rastro que Alaric había percibido en las calles de la ciudad se desvaneció pronto entre el bullicio y los olores mezclados del lugar. Ted seguía alerta en su interior, pero la pista era demasiado débil como para seguirla hasta el final. Aun así, aquella breve chispa le confirmó que Aylin estaba cerca, y esa certeza lo sostuvo durante los días siguientes.Héctor trató de convencerlo de descansar, de organizar mejor la búsqueda, pero Alaric no estaba dispuesto a perder tiempo. Había pasado demasiados años en la oscuridad como para permitirse la calma.—No puedo quedarme quieto —dijo una mañana, cuando el sol apenas comenzaba a iluminar la ciudad—. Si ella está aquí, debo encontrarla.Héctor no discutió. Se limitó a acompañarlo en silencio mientras recorrían los barrios más antiguos, donde las calles estrechas escondían comercios pequeños y discretos. Fue allí donde Alaric reparó en una fachada diferente: una librería que no se parec

Capítulo 79. El reencuentro Pov Aylin: No sé cómo puedo seguir en pie. Desde hace días la ciudad está llena de rastros de vampiros y yo apenas si duermo entre los vampiros, el hospital y los niños siento como cada día que pasa mi energía parece casi consumida. Cada vez que cierro los ojos, pienso en los cadáveres que aparecen cerca del colegio, en los ojos rojos que me acechan desde las sombras. Esta noche no iba a salir. Quería quedarme en casa, junto a Ian y Clara, abrazarlos fuerte y convencerme de que todo está bajo control. Pero entonces escuché el rumor de otra muerte en el barrio cerca del mercado de abastos. No pude ignorarlo. No puedo seguir escondida cuando sé que ellos merodean cada vez más cerca. Salí con la excusa de hacer un turno extra en el hospital. Dejé a los niños con mamá y me fui con la estaca en el bolsillo. Llego al mercado y el olor es insoportable: sangre seca, carne podrida. Apenas entro a uno de los callejones, me doy cuenta de que no estoy sola. —Mi