Capítulo 78. La cacería comienza.

Narrador omnisciente:

Las muertes ya no podían ocultarse. Aylin había perdido la cuenta de los cadáveres que aparecían en la ciudad, siempre con el mismo sello: marcas en el cuello, ni una gota de sangre en las venas, rostros congelados en un último gesto de horror. Al principio eran rumores, después noticias aisladas, y ahora un goteo constante que llenaba los titulares.

La policía hablaba de drogas, de sectas, de ajustes de cuentas. Todo mentira ellos no tenían ni idea de lo que de verdad estaba pasando. Aylin sabía la verdad, y cada nuevo muerto era un recordatorio de que los vampiros estaban extendiéndose como una plaga.

Esa mañana, mientras intentaba que Clara terminara el desayuno y que Ian se pusiera los zapatos, su madre entró con la cara desencajada.

—Encontraron un cuerpo detrás del colegio… —dijo casi en un susurro.

Aylin se quedó inmóvil.

—¿El colegio de los niños?

—Sí. Una profesora de arte. Dicen que salió tarde y no volvió a su