ADRIANODesperté con una sonrisa dibujada en los labios.Dalia dormía en mis brazos, su espalda pegada a mi pecho, su respiración tranquila.Besé su cuello y acaricié su piel, suave, cálida.Giré un poco y miré la cuna: mis tres bebés dormían plácidamente.—Mmm, hola guapo —murmuró Dalia con voz ronca.—Hola, mi hermosa flor. ¿Cómo dormiste?—Entre tú y los bebés, dormí poco.—Está bien, duerme. Yo me encargaré de ellos.—Gracias, amor.Me levanté con cuidado y me vestí.Alexander fue el primero en despertar.Lo tomé en brazos, lo mudé, lo alimenté y luego lo paseé, golpeando suavemente su espaldita hasta que eructó.Después fue el turno de Will, y por último, mi princesa Aurora.Los tres quedaron limpios, alimentados y tranquilos.Los puse en su cochecito y bajé con ellos donde estaban Jacke y Nana.—Awww, mis pequeños tesoritos —dijo Jacke con ternura.—¿Puedes cuidarlos un rato? Iré a ver a Dalia. Está dormida y quiero llevarle el desayuno.—Vaya, vaya… —rió Jacke—. Verdad que term
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