Mi celular no dejaba de vibrar.Notificación tras notificación: puras fotos de Vincenzo y su nueva amante, Sienna. Hotel cinco estrellas, jacuzzi, copas de champaña, labios rojos en plan descarado. Se besaban como si no existiera el mundo. Y yo, Isabella, directora en una empresa de tecnología para la salud en Nueva York, de las mujeres más independientes y con los pies en la tierra… fui a casarme con ese desgraciado.Sienna, llena de marcas de besos, recargada en el pecho de Vincenzo, como si marcara territorio.Yo yacía en una habitación de hospital: suero, medicinas, puntadas; pendiendo de un hilo.En ese momento, Renato, ese patriarca poderoso, aún no sabía la verdad.—Isabella, Vincenzo… no es malo de fondo.—Llevan tantos años juntos, dale una oportunidad más. Mientras yo esté, nadie te va a mover de tu lugar.No respondí. Abrí el video provocador que Sienna me había enviado.Sus gemidos llenaron la habitación.Sienna, jadeante, con las uñas rojas clavadas en la espalda de Vincen
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