—Primero suéltame, Dani.—Ay, perdón florecita rockera, pero es que me sacaste los choros del canasto mujer.—¿Qué?—Simple, Rocío. La tienes molesta, está enojadísima contigo porque fuiste tú la que dejaste en medio de la carretera a su primo sin tener motivo alguno ¿o me equivoco en algo?—¡Jefa!—¡Señora Blue!—No me miren así las dos y síganme.Como dos niñas regañadas por su mamá ambas seguimos a la señora Blue hasta el Starbucks que está frente a la oficina, ella no nos dijo nada, pidió café y unos rollos de canela y nos indicó que nos sentáramos.Mientras esperábamos el café, ninguna decía absolutamente nada y el aire se podía cortar por un cuchillo. O sea, todos sabían lo que había hecho y me estaban juzgando.«Pues claro que te juzgan, nadie sabe por qué mierda haces las cosas, ni siquiera tu» Ya cállate.«Yo nomás decía»La señora Blue llegó con el pedido y se sentó frente a nosotros, le echó azúcar a su café y tomo el rollo de canela.—Delicioso, cómo siempre. Ahora bien, v
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