Isabel estaba de pie en el umbral de la puerta de Jared, con el peso de su largo y complicado día grabado en su rostro. Su confesión —"Y solo quería terminarlo contigo"— quedó flotando en el aire, un acto de absoluta vulnerabilidad.La preocupación en el rostro de Jared se desvaneció, reemplazada lentamente por una sonrisa que empezó en sus labios y se extendió hasta sus ojos, iluminándolos por completo. Dejó escapar una risita, un sonido de puro y genuino deleite.—Esta es la mejor sorpresa que me han dado en la vida —dijo, su voz era un murmullo cálido y feliz.Y antes de que Isabel pudiera responder, él acortó la distancia, sus manos ahuecando su rostro, y la besó.Fue un beso que no tenía nada que ver con el pasado ni con los problemas. Era un beso de puro presente. Un beso de bienvenida, apasionado y profundo, que le decía sin palabras: "Estás aquí. Es lo único que importa". Isabel se derritió en sus brazos, toda la tensión de la presentación, todo el eco de la voz de Alexis, tod
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