Capítulo 42El olor a Mía me envolvió.Me acerqué sin decir nada, y ella dio un paso hacia mí, con los ojos llenos de deseo.—Haría cualquier cosa por ti —susurró, rozando mis labios con los suyos —Si quieres decirme Mía, yo seré ella, hoy sere lo que quieras.Mi cuerpo ardía, mis manos fueron a sus caderas, subieron a sus pechos. Los tomé con firmeza, apretándolos mientras le besaba el cuello. Su piel estaba caliente, ella lo deseaba mucho más, su cuerpo vibraba debajo de mis dedos.—Eres mía —le dije, mirándola a los ojos. Aunque en mi mente no era Gabriela la que tenía enfrente. Era Mía. Su mirada, su boca, su piel… todo se transformaba, es como si su olor me quemará y me drogara para alucinar.Gabriela se dejó llevar. Se recostó en la cama, abriéndose para mí sin decir palabra. Me acerqué, me agache sobre ella y baje para besarle los pechos, mordí sus pezones mientras ella gemía y se agarraba de mis hombros.—Te gusta, yo sé que me extrañaba —le dije mientras bajaba por su abdom
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