Capítulo 20Xavier avanzó con paso firme, la furia en cada uno de sus pasos se sentía como un terremoto. Su presencia me hizo sentir protegida, A salvo, como si, en medio de ese caos, el fuera mi guardián particular, y me cuidara de todo mal.Deseaba correr hacia él, rodearlo con mis brazos, perderme en ese pecho fuerte en el que me sentía suya, Su fuerza, su postura, su forma de enfrentarlos me hacía sentir segura, y el miedo del exilio se disipo.—Alfa Xavier, esto es un juicio del consejo de ancianos. Puedes hablar, sí, pero no tienes voto ni decisión —dijo uno de los ancianos con voz seca.—¿Por qué razón quieren castigar a Mía? —preguntó él, sin apartar la mirada de Gabriela, que sonreía con esa burla que me hacía rabiar, creo que quería sentirse más fuerte que Xavier.—Mi señor… quieren enviarla al exilio de las lobas solitarias —sollozó Clara—. Si eso pasa… quiero ir con ella.Me aferré a Clara con el alma encogida, le di un fuerte abrazo, Nunca nadie, ni siquiera mi madre, ha
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