CAPÍTULO 13. Fiebre y sacrificios
CAPÍTULO 13. Fiebre y sacrificiosRick se hizo a un lado dando un paso decidido, mientras carraspeaba y murmuraba mentalmente un: “Qué pena, jefe, pero la señorita sin memoria es brava”.Y Raven no perdió ni un segundo, empujó aquella puerta como si fuera un huracán y la cerró tras ella solo para quedarse medio muda y medio ahogada.Él estaba en la cama, con el torso descubierto y empapado en sudor. Las sábanas estaban desordenadas, ¿por qué diablos estaban desordenadas si él no podía moverse?—¡Si es que no te cuidan bien! ¡Dame cinco minutos y voy a torturar a Rick! ¡Sabe Dios si te resfriaste porque no te tapan bien! —rezongó entre dientes, acercándose.Su rostro estaba rojo por la fiebre y tenía los ojos entrecerrados, luchando por no ceder al agotamiento. Aun así, cuando la vio entrar, forzó una sonrisa.—¿Qué estás haciendo aquí, Raven? —preguntó mientras sus dientes castañeaban un poco.—¡¿Cómo que qué estoy haciendo?! —replicó ella acomodándole las mantas—. ¡Cuidándote, eso es
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