Capítulo 71Nara salió de la oficina de Marco con las mejillas encendidas, tan rojas que parecían arder bajo la luz artificial del pasillo. Sentía un calor insoportable que subía desde su cuello hasta las orejas, como si su piel se hubiera vuelto transparente y cualquiera pudiera leer en ella lo ocurrido minutos atrás. El sonido de sus propios pasos, que intentaba hacer discretos sobre el suelo de mármol brillante, le parecía ensordecedor, casi una delación. Caminaba a su lado Marco, impecable como siempre en su traje oscuro, pero con esa sonrisa ladeada, descarada y pícara que la desarmaba y, al mismo tiempo, la llenaba de vergüenza.Cada vez que Nara intentaba dar un paso normal, sus piernas le temblaban. La falta de sus medias destrozadas, aún más que el roce incómodo de la falda contra su piel, la hacía sentirse desnuda bajo la ropa. El peor de sus tormentos, sin embargo, era saber que su ropa interior estaba en el bolsillo de Marco, que caminaba erguido, orgulloso, como si lleva
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