Dos ojos de tono esmeralda iluminaban la regordeta Carina del bebé recién nacido, eran idénticos a los de su padre, Emiliano había sido el completo vencedor en este embarazo. — Los genes del padre son muy fuertes, el niño es idéntico a él. — Mencionó el médico. — Emiliano, no es justo que me hayas vencido de esta manera, soy la madre, ¿Por qué no tiene por lo menos el tono de piel, o mi cabello? Este niño me ha traicionado, se ha querido parecer por completo a ti. La madre que había dado a luz y soportado los dolores, no había tenido un poco de consuelo, su bebé claramente prefirió a los Mendoza, y no a los Darkok. Mientras tanto el CEO cargaba a su hijo, él lo miraba como si fuera una obra de arte, podía verse en él, su sangre, su heredero. — Mi bebé es perfecto, es muy apuesto, igual que yo. Angela... Yo quisiera muchos bebés. — Pidió el hombre amorosamente. — Solo si tú los das a luz, CEO Mendoza, si los trajera la cigüeña te pido hasta cinco, pero parir cinco veces
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