Cuando me caí al mar, Samuel acababa de llegar al panteón. De pronto, escuchó que dije que me llamaba Lola Toledo y se sorprendió un momento.Y es que, en las familias de la mafia, ¿quién no conocía a los Toledo, la primera de las cuatro grandes familias?Sin embargo, después de varios años de casados, él no sabía mi verdadera identidad. Incluso, cuando nos casamos, mi papá, por estar enojado conmigo, tampoco vino, por lo que menos gente aún sabía que mi padre era el gran Capodeicapi de la mafia.No obstante, Samuel no lo creyó; estaba furioso porque no le hice caso.Mientras tanto, sin saberlo, yo ya me había hundido en el agua fría del mar.Era la hora, y a Samuel no le quedó de otra más que cargar personalmente mis ojos y entrar al panteón. Ahí, vio a la persona que tanto extrañaba.—¡Qué chido, ese capo de la mafia de veras está loco por ti! No solo te hizo una tumba de verdad, sino que también le sacó los ojos a su vieja.Daniela se rio con desdén, diciendo:—Esto no es nada. De h
Leer más