Estábamos haciendo los preparativos para la pre-colección, todo el ajetreo me hizo olvidar por un momento de Arturo Rizzo y Elemental; sin embargo, aquella tranquilidad se vio afectada cuando nos enviaron las invitaciones a la pasarela, y digo “nos enviaron” porque una venía a nombre de mi jefe y la otra al mío. No me lo podía creer.Sebastián, igual, se sintió algo incómodo cuando observó mi invitación, quedó algo desconcertado y muy inseguro, le sonreí dándole a entender que nada tenía que ver conmigo, aunque tal vez era una mentira, tenía todo que ver.Para el evento, escogí un vestido de gala color negro, era muy conservador, ceñido del pecho, caía holgado de la cintura hacía abajo, tenía algunas transparencias en las mangas y sin escote alguno. Sebastián quedó de pasar por mí para llevarme al evento y llegar juntos, y sí, ante su inseguridad, lo invité a acompañarme, aunque, tal vez, no era del todo necesario, el señor Bellini seguro lo llevaría con él.—Te ves hermosa, Sarah — d
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