Juntos se ubicaron frente al sacerdote con sus dedos entrelazados, sus pechos registraron la aceleración de sus respiraciones, invadidos por la emoción del momento.El sermón fue conmovedor y la pareja asimiló cada palabra, tomándola como suya y asintiendo internamente, en una promesa muda, que cumplirían con todo.Llegado el momento de los votos inició Giovanni, quien con voz contenida recitó: –Beatrice, llegaste a mi vida cuando pensé que el amor ya no era para mí, desde que te vi, te instalaste no solo en mi mente, sino también en lo más profundo de mi corazón. Intenté alejarme, lo confieso, quise convencerme de que no debía estar contigo, pero me fue imposible vivir sin verte, oírte, hablarte, porque lo único que deseaba era besarte y amarte. Hoy con orgullo, ante todos aquellos que forman parte de nuestra historia, te digo que te acepto y te recibo como mi esposa, para amarte, cuidarte y protegerte todos los días de mi vida y permanecer a tu lado hasta mi último alie
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