La luz suave de la madrugada comenzaba a colarse por los espacios entre las persianas. Un silencio apacible llenaba el apartamento de Austin, solo interrumpido por el lejano sonido de un camión de la basura en la calle.En el sofá de cuero negro, Celine y Austin dormían, recostados uno cerca del otro. La cabeza de ella reposaba suavemente sobre el hombro de él, mientras que Austin, de forma inconsciente, había arrullado y entrelazado sus dedos con los de Celine.Parecían una pareja de años.Celine respiraba con la boca entreabierta, completamente rendida. Austin, por su parte, tenía el ceño levemente fruncido, como si su mente estuviera atrapada en un lugar incómodo. Y así permanecían los dos, inmóviles, ajenos a lo que pasaba en la habitación contigua.Cassius abrió los ojos con lentitud. No sabe cómo llegó allí. Se talló los párpados y miró alrededor, desorientado.-¿Mamá? —susurra, incorporándose en la cama que no reconocía.Se cayó al suelo de puntitas, con los pies descalzos, y a
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