Andrei La dicha de tener a Elise no se podía comparar con nada… salvo con el recuperar a mis hijos. Alistair venía de la mano con sus hermanos, pero en cuanto abrí la puerta, se lanzó a mis brazos y se unió a mi llanto. Aún era pequeño cuando lo separaron de mí, pero lo recordaba todo.Los otros niños eran otra historia. Alaric, aunque no me rechazaba, me miraba con recelo, cuestionando si yo realmente era su padre.La pequeña Elaine era el verdadero reto, lo que más temía. Me miraba con odio, con un rechazo total que me quebró. Aun así, no podía sentir rabia hacia ella. No cuando era mi hija tan deseada.—Ella te va a querer —me aseguró Alistair cuando Elise se encerró en la habitación con Elaine y Alaric para poder calmarlos—. Es que…—Cree que Alessio es su papá —mascullé, tratando de disimular la envenenada rabia que corría por mis venas.—Sí, mamá le hizo creer eso —asintió él—. Pero yo sé que tú solo eres mi papá.—Me haces sentir muy orgulloso —respondí, mientras lo sentaba en
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