Capítulo 121 —La nueva mascotaNarrador:Eros y Sasha regresaban a la mansión. No hablaban, no hacía falta. Después de lo que habían vivido, el silencio decía más que cualquier palabra. Apenas entraron por los portones de la propiedad, Eros detuvo la moto y ambos bajaron. Sasha lo miró con seriedad, aún con el casco en la mano.—Eros… necesito que me prometas algo.—Dime —dijo él, sin titubear.—Lo de Marcelo. Lo que te conté. Por favor, no se lo digas a nadie. Ni al Diablo.—Te lo prometo. No voy a decir nada. Estamos juntos en esto, peque. Y si dices que hay que protegerlo, lo vamos a proteger.Sasha le sonrió con alivio, le dio un beso en la mejilla y entraron a la casa juntos, de la mano.Más tarde, en su habitación, Sasha tomó el celular y le escribió un mensaje a Marcelo. Le preguntó si podía pasar por su casa un rato, para conversar tranquilos. Él respondió a los pocos minutos, diciéndole que por supuesto, que la esperaba. No dijo nada más. No necesitaba. Sasha sabía que estaba

Capítulo 123 —Urgente y necesarioNarrador:Sasha regresó a su sitio junto a Marcelo y Julián como si nada hubiera pasado, pero en su interior ardía. Tomó la copa con tanta fuerza que el cristal crujió apenas entre sus dedos.—¿Todo bien? —preguntó Marcelo, notando el cambio en su expresión.—Perfectamente —respondió ella con una sonrisa tensa —Aunque esta noche empieza a ponerse interesante.Julián levantó una ceja, atento, pero no dijo nada. Del otro lado, Eros se dejó caer en uno de los sillones, donde Azucena ya lo esperaba con dos copas. Le tendió una con su mejor sonrisa de porcelana.—Por nosotros, amor —dijo, alzando la suya.Eros ni tocó la copa. Mantuvo la mirada en Sasha, disimuladamente. Ella, por supuesto, lo notó. Le sostuvo la mirada un segundo… y luego volvió a reírse con Marcelo, exagerando la complicidad. Azucena se recostó más cerca de él.—¿No es encantador ver a la familia unida? —susurró con malicia.Eros no respondió. Solo se frotó el mentón, mordiéndose el impul

Capítulo 125 —Todas apuestan por el DiabloNarrador: Sasha entró al despacho sin tocar la puerta, como siempre. Él alzó la vista apenas, detrás de un café y una carpeta con nombres que seguramente no vivían para contarlo.—Hola, papá, necesito hablar contigo —dijo ella, cerrando la puerta detrás.—¿Sobre qué? —preguntó El Diablo, sin levantar la ceja. Su tono era seco, pero expectante.Sasha se cruzó de brazos. Parecía segura, pero se notaba incómoda. Caminó hasta quedar frente al escritorio.—Sofía me hizo una pregunta —dijo —Una importante.—¿Qué tipo de pregunta importante, te puede haber hecho Sofía a su edad?—Del tipo “¿cómo se hacen los bebés?”.Él se quedó quieto por unos segundos. Luego se apoyó con más calma en el respaldo del sillón, como si lo hubiera desafiado a una partida inesperada de ajedrez.—¿Y?—Y… no supe qué mie*rda decirle —admitió Sasha, rascándose la sien con frustración —Me agarró desprevenida. Me miró con esos ojos de “soy niña pero te leo el alma” y me cong

Capítulo 127 —La MafiosaNarrador:Sasha llegó sin escoltas visibles, aunque Marcelo sabía que Leonardo no debía estar muy lejos. Llevaba el cabello suelto, una blusa simple y jeans, como si la cita no tuviera mayor importancia. Pero cuando Marcelo la vio entrar al jardín, no pudo evitar sonreír.—¿Viniste sola o tus sombras están escondidas detrás de los arbustos? —preguntó él, apoyado en el borde de la piscina.—Vinieron, pero los dejé al frente —respondió ella con una sonrisa ladeada —No soy tan valiente como para venir del todo sola a la casa Suárez, pero sí lo suficiente como para caminar sin escoltas a tu jardín.Marcelo rió por lo bajo y le ofreció una copa que ya tenía preparada.—Gracias.—Vine porque... bueno, quiero que me cuentes cómo fue anoche —dijo Sasha, sentándose junto a él en una de las sillas de madera. Cruzó las piernas, aceptado el vaso con jugo que le ofrecía Marcelo —Con Julián.Marcelo se tensó apenas. Luego giró el rostro hacia ella y suspiró.—Bien. Fue… mejo

Capítulo 129 —Más aliadosNarrador:Las luces del local ya estaban encendidas, Marcelo y Julián seguían en la misma mesa, con los vasos olvidados entre ellos. La conversación se había apagado hacía minutos, pero ninguno parecía con intención de moverse. El aire se sentía espeso, como si algo importante flotara entre los dos, esperando ser dicho. Las manos ya se había separado hacía un rato, pero Marcelo seguía con la suya apoyada sobre la mesa. Julián, tras mirarla de reojo varias veces, finalmente la tomó con naturalidad. Sus dedos se entrelazaron en silencio, y aunque ninguno dijo nada, el gesto hablaba por sí solo. Marcelo tragó saliva. No apartó la mano, pero sí la mirada.—No puedo creer que ella te haya dejado así, solo —murmuró Julián, intentando suavizar el ambiente.—Sasha hace esas cosas —respondió Marcelo con una sonrisa leve, forzada —Te mete en una situación, luego desaparece como si nada.—No parece algo nuevo entre ustedes —dijo Julián con un dejo de complicidad.—No lo