Capítulo 128 —¿A las cuatro o a las cinco?
Narrador:
Marcelo estaba de pie frente al escritorio de su padre, con uno de los cajones abiertos. Sus dedos pasaban rápidamente entre carpetas, documentos y sobres etiquetados. El ceño fruncido y la mirada concentrada revelaban que buscaba algo específico, algo importante. Cada tanto, revisaba la puerta, como si esperara ser descubierto. Sacó una carpeta y la abrió con rapidez, hojeando mapas, nombres y sellos que reconocía. Lo que encontraba era más valioso de lo que imaginaba. Apenas alcanzó a guardar el material cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Azucena, desde el umbral, con una ceja alzada y los brazos cruzados.
Marcelo se irguió con naturalidad, cerrando el cajón sin apuro.
—Nada que te interese —respondió sin mirarla directamente.
—Este es el despacho de papá —insistió ella, entrando unos pasos —No deberías estar hurgando en sus cosas.
Marcelo se giró despacio, apoyándose contra el bo