Llegamos a casa después de pasar por la pizza. Ya estoy más calmada y crítica. «Porque parece que, aun en mi peor momento, soy mi enemiga».Empecé a cuestionarme si era correcto que Dante se quedara conmigo. ¿No es demasiado? Además, vamos a entrar a la casa y eso va a ser incómodo. Me arrepiento de haber perdido el control de mis sentimientos, ahhh. Ahora me da pena decirle: ya estoy calmada, ya se puede ir, que yo solita me soluciono, gracias, pero chao. ¿No es grosero de mi parte ser tan maleducada? De verdad se veía preocupado.—¿Quieres hablar con tu tío o hablo yo?—No… no —«ni por el putas quiero hablar con mi tío, es más, creo que pensándolo bien, ya no quiero estar sola»—. Puedes hablar con él, yo llevo la pizza.Subí al apartamento sin darle tiempo, tratando de pensar rápidamente qué hacer.«¿Le digo que se vaya y que gracias, que nos vemos mañana? ¿O le digo que me acompañe mientras trato de no caer en la miseria otra vez? ¿Qué hago? Ahhhhhhhh, maldita sea. Yo, y
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