Amet guardó silencio, pensativo. Él era la reencarnación del gran Dios Sobek, el más indicado para liberar a la joven de un muerto. El Preta era una manifestación de un alma atormentada. Nunca había conocido a nadie que hubiera estado en una situación similar en su manada, y la preocupación por Neiti y su bienestar comenzó a crecer como una flor oscura dentro de él. —Debemos hacer la ceremonia de los muertos, en las puertas del inframundo. Pero, Teka… Neiti encontró su mitad —dijo Amet de pronto, sin comprender por qué la joven se aferraba al Preta. —¿Neiti encontró a su mitad? —preguntaron Teka y Aha, asombrados. —Sí, lo encontró. Es Marcus —confesó Amet—. El humano amigo de nuestras mitades, que vino a la boda de Bennu. La revelación de Amet dejó un eco de incertidumbre en el despacho. Teka miró a su esposo con los ojos entrecerrados, buscando en su expresión una respuesta que aún no tenían. Marcus, el humano al que apenas conocieron en la ceremonia, ahora se convertía en un

Estoy cansado, muy cansado. No tengo fuerzas para nada, solo quiero dormir. Mi cuerpo está muy adolorido. No quiero moverme. No sé dónde me encuentro. Llamo a mi Luna con todas mis fuerzas, pero no responde. Recuerdo su campo de gladiolos, corro hacia allá, pero no está. Tres pequeños niños corren entre las flores. Dos niñas y un hermoso niño que me recuerdan a alguien, pero no puedo saber a quién. Me miran y me sonríen. Luego, se marchan.  Un rico olor a lirio, mirra, loto y menta llega a mi nariz. Sé que he sentido ese olor antes, pero no puedo recordar dónde. Un calor reconfortante me envuelve. El dolor disminuye, puedo respirar mejor. Escucho a Mat en mi cabeza:  —¡Jacking, despierta, nuestra luna está aquí!  Y todas las imágenes regresan a mi cabeza, y su olor inconfundible me embriaga. ¡Sí, es el olor de mi Lu

Después de que Jacking e Isis se quedan dormidos, yo, la loba Ast, asumo el control y llamo a mi compañero, el lobo Mat, que también toma el control del cuerpo de su humano. —Mat, sé que Jacking despertó —le digo de inmediato—. Entiendo que no le digan nada a la tonta de Isis. Pero a mí no me dejen fuera.—Hola, mi loba —me saluda Mat, tomando el control del cuerpo de su humano—. ¿Cómo te sientes? ¿Los cachorros están bien? ¿Por qué no me lo dijiste antes?—Mat, estamos muy débiles. Isis lo vomita todo —le confieso enseguida—. Es que no estaba segura. Y no te volví a ver hasta hoy. Mat, ¿qué vamos a hacer para que nuestros humanos se reconcilien?—No lo sabemos todavía, pero no puedes transformarte en loba, Ast; harás mucho daño a nuestros cachorros —me informa,

Estos días han sido muy atareados; estoy realmente cansado. Antoni apenas me deja dormir. Tiene un apetito sexual incontrolable. Pasamos toda la noche haciendo el amor, y como su loba aún no sale, Ammyt no puede ayudarme. Aunque le he dado el control muchas veces, es mi cuerpo el que utiliza. El cansancio sigue ahí. La llevaré con Teka; no sé, tengo la pequeña sospecha de que algo anda mal con mi mitad.—No tienes que llevarla al médico, Amet, yo sé lo que le pasa —escucho a Ammyt. —Es su loba, que está cogiendo el control de Antoni.—¿Cómo que está cogiendo el control de Antoni? —pregunto, realmente preocupado.—Sí, nuestra humana es más débil que su loba, entonces ella quiere el control —sigue explicando Ammyt—. Estoy tratando de controlarla, pero como no la hemos marcado, me resulta más difícil.

Claro, procederé a editar el texto para corregir posibles errores gramaticales y ortográficos. Después, continuaré el desarrollo narrativo imitando tu estilo de escritura. Siento que me levantan unos fuertes brazos. Me acomodo en su peludo y oloroso pecho. Se siente tan bien. Recorro su torso con mi mano. ¡Yo conozco este cuerpo, es mi Alfa Supremo! Abro los ojos y lo veo; me lleva en brazos. ¿Por qué me lleva cargada? Yo estaba durmiendo junto a Jacking en la cama. Espera un momento, Ast cogió el control. —¡Ast, Ast, despierta! ¿Dime dónde andabas? —pregunto a mi loba. —¡Déjame dormir, Isis, he comido mucho y estoy cansada! —protesta sin contestar. —¿Comiste mucho? ¿Pudimos comer sin vomitar? —Me asombro porque mi vida ha sido un infierno estos últimos días. —Ast…, Ast…, ¿adónde fuiste y con quién? —¡Isis, tengo sueño! Tú dormiste, déjame dormir ahora a mí. —Sigue sin contestar, protestando. —¡Contéstame y te dejaré dormir! —Le exijo molesta. Es mi loba y el humano es qui