C31- CADA DÍA ME VUELVES MÁS LOCO.El día había pasado entre risas y nieve. Lily corría alrededor del muñeco que habían construido, mientras Adler, con los guantes cubiertos de escarcha, parecía por primera vez ridículo y feliz. Gianna por otro lado, no podía dejar de reír al verlo tan diferente, y él, lejos de molestarse, le devolvía sonrisas que le cortaban la respiración.Al anochecer, Lily pidió un cuento, Gianna se sentó en la cama con la niña y, sin pensarlo demasiado, comenzó a cantar una vieja canción de cuna. Su voz suave llenó la habitación como un abrigo cálido, y en pocos minutos, la chiquilla se durmió plácidamente en sus brazos.Adler las observaba desde la puerta.No hizo ruido, solo se limitó a mirarlas, viendo como Gianna acunaba a su hija, con esa dulzura natural que parecía iluminarlo todo y aquello lo golpeó directo en el pecho, con una intensidad que no había sentido jamás. Dio un paso atrás, perturbado, consciente de que estaba cruzando un límite dentro de sí mis
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