- ¿Gabe? - Rael se levantó rápidamente, sorprendido por mi presencia.¿Qué pensaba? ¿Que lo invité a mi casa a tomar una copa y no estaría allí?Olivia, por su parte, permaneció donde estaba, sentada en el suelo alrededor de la mesa de café de cristal, cubierta únicamente por un trozo de satén que envolvía su cuerpo, lo que tal vez en su mente se llamaba camisola.Bajé las escaleras, mirando fijamente a Rael, sabiendo que el problema no era él, sino Olivia, que sin duda le había hecho sentarse a su lado, fingiendo ser una pobre chica, quizá contándole una triste historia.Olivia seducía a los hombres, igual que su madre. Sin duda creció viendo eso y pensó que era la forma de conseguir lo que quería. Primero pensó en acostarse con profesores para conseguir dinero para la universidad. Ahora estoy seguro de que pensaba en tirarse a mi mejor amigo a cambio de comida.No, no caería en sus burlas. Olivia era prácticamente una niña y rebajarse a su nivel sería degradante.- ¿Quieres jugar co
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