El sol de la mañana bañaba Luminaria con un resplandor cálido que hacía brillar los cristales rúnicos recién instalados en las fachadas. Tras la solemnidad del Día de las Estrellas, Amara convocó a todo el pueblo en la plaza mayor para inaugurar la Academia del Alba, un centro dedicado a forjar no solo guerreros, sino ciudadanos iluminados.Amara, alzando la voz con esa cadencia envolvente que la convirtió en líder espiritual, abrió la ceremonia:—No basta con luchar contra la oscuridad —declaró, sus ojos violetas recorriendo las caras de la multitud—. Debemos enseñar a vivir, a soñar, a construir algo duradero más allá de la espada y el hechizo.A su lado, Vania sostenía un grimorio antiguo; Arik, la espada ceremonial con runas de equilibrio; y Lykos, con su capa de guardián, vigilaba las calles con la mir
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