IvyEl frío muerde mi piel, pero no siento nada. Solo quedan sus manos, sus alientos, sus cuerpos que me rodean. La luna ilumina nuestra decadencia, y sonrío, embriagada de su deseo.— No me contengan… murmuro. Soy de ustedes.El gruñido de Kael me atraviesa, áspero, bestial. Me empuja contra el árbol, su cuerpo ardiendo de rabia y deseo. Su mano se pierde en mi garganta, lo suficientemente apretada para recordarme que me posee.— No tienes idea de lo que acabas de liberar, Ivy.KaelMaldita sea, la quiero. Salvaje. Sumisa. Maldita Reina que nos lleva a esta locura. Aparto sus muslos, me hundo en ella de un golpe, sin advertencia. Su grito resuena, y yo gruño de placer.Ella es nuestra, y ahora lo sabe.SorenNo puedo más. Mis garras salen, rasgo el suelo mientras la miro ser devorada por Kael. Pero no es suficiente. Agarro su cabello, inclino su cabeza hacia atrás y muerdo. Fuerte. Hasta sangrar.— Grita para mí, Ivy. Grita otra vez.Ella gime, su cuerpo se arquea, ofrecida. Mi panta
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