Ivy
El coche desacelera en el camino principal. El sol poniente baña la mansión con una luz dorada. Mi corazón late rápido. Tengo casi miedo de bajar, miedo de cruzar sus miradas… miedo de lo que verán.
Soraya me roza la mano.
— No bajes la mirada, Ivy. Eres su igual. Eres su Reina.
Inhalo profundamente y salgo.
Están ahí.
Lyam, Kael, Soren. Apoyados despreocupadamente contra la barandilla, en esa postura desinhibida que no engaña a nadie. Sus miradas me devoran antes de que dé un paso.
Lyam
La veo. Y durante un instante, dejo de respirar.
Soraya la ha transformado. Ya no es la pequeña humana tímida. Avanza, cabeza en alto, con la mirada ardiente. Su vestido negro se ajusta a sus curvas a la perfección. Y esa abertura… joder.
Siento a Kael y Soren quedarse inmóviles a mi lado. Incluso ellos, no se atreven a moverse.
— Ven aquí… susurra Kael con voz ronca.
Kael
No sé cómo logro articular estas palabras. Ella se acerca, y tengo la sensación de que un maldito corriente eléctrico recorre