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Todos los capítulos de Bajo el Hechizo de un Magnate: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo 10
La llamada había dejado un poso de incomodidad en el aire. La preocupación en el rostro de Maximiliano al hablar con Sofía, la forma en que había evitado mis ojos al colgar… todo contribuía a que una punzante duda se instalara en mi mente. ¿Acaso me está convirtiendo en "la otra"? ¿Será Sofía a razón detrás de su aparente reticencia a involucrarse emocionalmente? El beso apasionado de hacía unos minutos comenzaba a sentirse ahora como un error, una transgresión impulsiva que quizás solo había significado algo para mí. -¿Podemos irnos, Maximiliano? - dije, tratando de que mi voz sonara casual, aunque por dentro la ansiedad comenzaba a hacer mella. - Se está haciendo tarde. Él me miró, notando el cambio en mi tono. Su ceño se frunció ligeramente, como si intentara descifrar mi repentina distancia. -Claro, Clara. ¿Todo bien? ¿Te incómodé? No negué lo evidente, pero tampoco quería confesar mi creciente paranoia sobre Sofía. -Solo estoy cansada - mentí a medias, evitando su mirada m
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Capítulo 11
El domingo había sido una especie de resaca emocional suave. Me la pasé dando vueltas en la cama, repasando el beso en el mirador, la llamada de Sofía, la confesión de Maximiliano sobre Mateo… Un torbellino de sensaciones y preguntas sin respuesta clara. ¿Significó algo ese beso para el? ¿cambiaría nuestra dinámica en la oficina? ¿qué papel jugaría Sofía en esto? La verdad es que no tenía ni la menor idea. Llegué a la oficina el lunes con una mezcla de nerviosismo y curiosidad. Intenté actuar normal, como si nada hubiera pasado el sábado por la noche, pero cada vez que Maximiliano estaba cerca, sentía una corriente eléctrica sutil en el aire. Nuestras miradas se cruzaban a veces, un instante fugaz cargado de algo indefinible. Él parecía igual de reservado que siempre, aunque notaba una… ¿suavidad? en sus ojos cuando me hablaba. Quizás era solo mi imaginación. La mañana transcurrió entre informes y llamadas, la rutina habitual intentando imponerse al caos interno. Hasta que, cerca de
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Capítulo 12
Los días entre el lunes en la oficina y este jueves rumbo a Margarita habían pasado en una especie de limbo extraño. Maximiliano y yo mantuvimos una formalidad casi exagerada en el trabajo, como si el beso en el mirador y la conversación sobre Sofía nunca hubieran ocurrido. Sin embargo, sentía que había una tensión subyacente, una electricidad silenciosa que vibraba en el aire cada vez que estábamos cerca. Sus miradas a veces se detenían un segundo más de lo necesario, y había una ligera sonrisa en sus labios cuando me daba alguna instrucción. Yo, por mi parte, intentaba descifrar esas señales contradictorias mientras lidiaba con la emoción creciente por este viaje inesperado. Daniela, por supuesto, no había dejado de lanzarme miradas cómplices y preguntas insinuantes, alimentando aún más mi nerviosismo. Ahora estábamos aquí, en un lujoso jet privado rumbo a Margarita. Los asientos de cuero eran increíblemente cómodos y el silencio en la cabina era casi absoluto, solo interrumpido p
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Capítulo 13
Después del almuerzo con los socios mexicanos, la tarde se deslizó entre reuniones y llamadas. El señor Mendoza, afortunadamente, mantuvo un comportamiento más profesional, aunque sus miradas ocasionales hacia mí seguían teniendo un brillo… particular. Maximiliano, por su parte, se mantuvo impecablemente correcto, casi distante, lo que me dejó un poco confundida. ¿El beso en el mirador y esa breve conexión durante el vuelo habían sido solo mi imaginación?Cuando terminamos con la última reunión del día, ya el sol comenzaba a teñir el cielo de tonos naranja y rosa. Sentía las piernas cansadas pero la cabeza llena de ideas y notas.-Clara, ¿te apetece tomar algo antes de cenar? Hay un bar por aquí cerca que tiene buenas vistas del atardecer. Y puedes bañarte en la playa si quieres. Sería una buena forma de desconectar un poco.La invitación de Maximiliano me tomó por sorpresa. Era la primera vez que me proponía algo así fuera del contexto estrictamente laboral.-Claro, señor Ferrer… Ma
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Capítulo 14
Desperté con el cuerpo adolorido de una manera deliciosamente familiar. La luz que entraba por las cortinas me decía que ya era tardecito. Me giré buscando a Maxi, pero solo encontré sábanas revueltas y el lado de la cama frío. Sentí un poquito de bajón, pero al toque sonreí acordándome de la noche anterior. Había sido… intensa, chico. Desde que entró por la puerta, todo se desató en besos, caricias y gemidos que no les cuento. Recordé sus manos por toda mi piel, sus labios reclamándome por completo. Y él… Maxi parecía que no tenía fin. "Dios, Clara, eres una maravilla." Su voz ronca resonaba en mi mente mientras recordaba cómo me había tomado contra la pared del balcón, la brisa tibia erizando mi piel. Cada beso, cada roce, cada vez que me hacía suya, era con una urgencia y un deseo que me hicieron perder la noción del tiempo. -No pares, Maxi… por favor- Mis jadeos se mezclaban con los suyos mientras sus embestidas se hacían más profundas y salvajes. Me vino a la mente cuando me
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Capítulo 15
El día en Margarita transcurrió con una agenda apretada de llamadas y la crucial reunión con los señores Mendoza y Portillo para cerrar el acuerdo. La atmósfera en la sala era densa, una mezcla de la tensión propia de la negociación y el recuerdo incómodo del almuerzo anterior. Intenté mantenerme enfocada en mi rol, tomando notas precisas y aportando información cuando era necesario, aunque percibía las miradas del señor Mendoza, algunas con una intensidad que me hacía sentir ligeramente intranquila.En un punto álgido de la discusión, mientras analizábamos los detalles de una cláusula específica, el señor Mendoza se dirigió a Maximiliano con una sonrisa que no terminaba de convencer.-Maximiliano, mi buen amigo, quizás podríamos agilizar este punto si tu… digamos… eficiente y bella asistente… nos ofreciera su perspectiva. Una visión femenina siempre puede aportar algo diferente, ¿no crees?- le dijo.Sentí un leve rubor en mis mejillas ante el comentario, que claramente se desviaba de
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Capítulo 16
Mi pregunta flotaba en el aire, buscando una respuesta en la oscuridad del cuarto. El silencio se estiró, súper tenso. Al final, Maxi suspiró suave y movió su mano por mi espalda, deteniéndola justo en mi cintura. -Clara… - empezó bajito, con una voz como triste pero sincera. Creo que no me gustará lo que viene - Por ahora… lo único que puedo ofrecerte son estos momentos. Esta… conexión física que es innegable. Sus palabras no eran lo que esperaba, para nada. Había una honestidad que dolía, pero también como que no quería dar más. Me bajoné un poquito, la verdad. -¿Solo esto? - pregunté, mi voz casi ni se escuchó, tratando de que no se notara lo decepcionada que estaba. Me levanté un poco para poder verle la cara en la oscuridad. Él también se levantó, apoyándose en las almohadas. Se veía serio, casi como si estuviera sufriendo, y por un segundo no me miró. -Clara, tú sabes cómo es mi vida. Mis responsabilidades… todo el rollo… - Su tono mostraba un peso que parecía llevar s
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Capítulo 17
Después de la conversación fría y distante con Maximiliano al amanecer, regresé a mi propia habitación con una sensación de vacío instalándose en el pecho. El silencio de mi cuarto contrastaba con el eco de los susurros y los jadeos de la noche anterior en su cama. No logré dormir mucho más, dando vueltas en la cama con la mente llena de preguntas sin respuesta y una creciente sensación de confusión.La vuelta a Caracas en el jet privado fue un reflejo de esa tensión interna. Un silencio incómodo nos envolvió, muy diferente a la anticipación del viaje de ida. Al llegar a la oficina, la rutina nos absorbió de inmediato, pero para mí, nada se sentía igual.Daniela, con su radar de chismes siempre activo, no tardó en notar mi aire ausente.-¡Ay, Clara! ¿Y esa cara de misterio? ¿Qué pasó en esa isla paradisíaca? ¿Te bronceaste mucho? ¿O hubo algo más que sol y arena?Intentaba evadir sus insinuaciones con respuestas vagas y sonrisas forzadas. No era solo discreción lo que me impedía conta
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Capítulo 18
-¿Me extraña? - solté, con una mezcla de no creérmelo y rabia. - ¿En serio, señor Ferrer? ¡Toda la semana pasándome por el lado como si fuera un mueble! Apenas me hablaba, y cuando lo hacía era con un "Clara, el informe" que estaba más frío que el mar caribe por la noche. ¿Y ahora vienes aquí con esa?Mi voz temblaba un poquito, entre la frustración y esa cosa rara que me quedó después de Margarita. Él se quedó callado un rato, con esa cara seria bajo la luz amarillenta del pasillo, que hacía sus sombras aún más pronunciadas.-Clara… sé que en la oficina no he estado… bien. Pero es que es complicado. No quiero mezclar…-¡Ya lo mezclaste! - lo corté o le grité sin poder aguantarme. - ¡En la isla lo mezclaste! Y después volvimos y pusiste una pared gigante. ¿Y ahora qué? ¿Qué rayos quieres?Maximiliano suspiró, el sonido llenó el pequeño espacio del rellano. Se pasó una mano por el pelo, despeinándolo aún más.-Quie
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Capítulo 19
La oficina se había convertido en un campo minado de formalidades tensas. Maximiliano y yo nos movíamos con la cautela de extraños obligados a compartir el mismo espacio, cumpliendo al pie de la letra las reglas que habíamos establecido en mi apartamento. Maximiliano había estado viniendo a mi apartamento varias noches seguidas y se iba al terminar, no voy a decir que no me dolía nada, quizá un poco, pero yo misma lo acepte y puse las reglas, y Dios mío, la verdad es que no quería que esto parara. Unos días después de nuestro "acuerdo", Daniela me avisó por el intercomunicador: -Señor Ferrer, la señora Valera está en recepción. Dice que tiene una cita.Valera. El nombre resonó en mi cabeza, trayendo la imagen de la mujer demacrada y con los ojos hinchados que conocí en la clínica. Sofía. La esposa de Ricardo, el mejor amigo de Maximiliano. La mamá del pequeño Mateo. ¿Qué la traía por aquí?Maximiliano frunció el ceño ligerame
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