14:00 hs. — PERSPECTIVA: Cristian.No era muy difícil imaginar lo que me esperaba en la oficina una vez pusiera el primer pie dentro. Sabía que iban a volar improperios, recriminaciones y, muy probablemente, alguna que otra hostia. No obstante, estaba dispuesto a aceptar todo aquello si después de la reyerta, si la hubiere, me dejaran un rato largo para descansar el cuerpo y la mente. Aquella mañana había sido demasiado para mí.Sin embargo, curiosamente, el ambiente resultó estar mucho más calmado de lo que me esperaba. Mi jefe, nada más verme, me dio las buenas tardes sin preguntas de por medio, y mis compañeros, por su parte, me recibieron con las mismas caras de culo de siempre. Aparentemente, todo el trabajo del día había sido llevado a cabo sin complicaciones y mi presencia por allí en ningún momento fue de extrema necesidad.Mucho más tranquilo, me recosté sobre mi silla, apoyé los pies sobre el escritorio y me quedé mirando el reloj deseando que, de una puta vez por todas, lle
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