Poco después regresamos a la aldea, cada paso que daba era doloroso, me sentía agotada después de dar a luz, en mis brazos, apretado contra mi pecho llevaba a Lykan, mi pequeño milagro, mi cachorro, cubierto con un pedazo de la capa de Marco, Mi tía nos esperaba en la entrada de la aldea, alguien le había avisado lo que había pasado, sus ojos se clavaron en mí, después en Lykan, sin decir una sola palabra me abrazó en cuanto llegué hasta ella.—Tía… —susurré, con la voz quebrada.—Estás viva, Chiara, y él también —dijo, sus manos temblaron al tocar la mejilla de Lykan— Vamos a casa.Nos dirigimos hasta mi cabaña, desde que la amenaza del alfa oscuro nos achaba, nos habíamos instalado en la vieja aldea de la manada, pero nuestro verdadero hogar estaba en lo alto de la montaña, donde todo era diferente, y a donde esperaba llevar a mi hijo en cuanto vencieramos a nuestros enemigos, y para ello teníamos que estar cerca de otras manadas.Una de las curanderas jóvenes me ayudó a limpiarme,
Leer más