Él respondió hundiendo sus caderas contra la suya, haciendo que la pared se le clavara en la espalda.—¿Esto te parece cobardía? —gruñó, empujando con cada palabra.Ella gemía a toda esa potencia.—Ni tú lo crees, mira cómo te pones… Te he soñado así tantas veces…Verónica lloraba con más fuerza. Tenía miedo, tenía calor, tenía ganas de aferrarse a él para siempre.—Si me mientes, no dejes que nunca me entere —le rogó.—Dime que sientes lo mismo —ped&iacu
Leer más