Rocío sintió una amargura al ver la distancia que Mateo tenía con ella, quiso detenerlo, pero en ese momento fue que recordó a Austin y se detuvo de hacerlo.—Rocío —Kany entró al cuarto mientras cargaba a Sofía —¿Qué es lo que ha pasado entre tú y el señor Gianluca? Solo miré cuando lo empujaste muy fuerte.—Te juro que no salgo de una para meterme en otra, no entiendo cuál es la terquedad del señor Mateo y del señor Gianluca en querer tener algo que ver conmigo de manera íntima.—Bueno, quizás es por el hecho de que eres una mujer muy hermosa y también porque tu personalidad es muy linda. Recuerda que los hombres se quedan en un sitio donde se les da paz.—Yo no traigo paz a la vida de nadie, soy una tormenta completa y ten por seguro que de todas las mujeres que existen, soy la menos indicada para formar una familia.—¿Por qué dices eso? Te juro que no termino de entender del todo tu actitud, anda, quiero que me cuentes qué es lo que te mortifica tanto para pensar que no mereces un

Se miró al espejo una última vez. El rostro pulido, el cabello perfecto. Detrás de esa fachada no quedaba ni rastro de la dulce niñera. Solo quedaba el instrumento de un plan sin retorno.—Esta vez sí —se dijo a sí misma, apretando los dientes—. Esta vez salgo con la niña en brazos.Salió de la habitación con pasos livianos. En la penumbra del pasillo, la casa parecía dormida. Pero Clara sabía bien que el silencio no siempre era señal de paz. A veces, solo precedía al grito.Mateo era otro que no podía dormir. Se revolvía en la cama desde hacía horas, con la mente poblada de pensamientos que no lo dejaban en paz. Las palabras de Rocío lo seguían como un eco. “No pienso dejar a mi hija en una casa a la que no pertenece.”Le dolía. Más de lo que estaba dispuesto a admitir.No podía evitar preguntarse si la había juzgado mal. Si dejarla sola, si empujarla hacia los márgenes de la casa, fue realmente por protección… o por miedo. Y lo que era peor, ¿Qué había hecho al entregarle a Sofía a

Rocío desvió la mirada hacia la ventana. No respondió en absoluto y se limitó a mirar el paisaje que le brindaba su cuarto privado.—Entendemos que es una situación complicada —intervino Meneses—, pero entre más pronto tengamos datos, más rápido podremos actuar. ¿Recuerdas algo? ¿Algún nombre que nos ayude con la investigación?Ella permanecía en silencio. Ni una palabra, los oficiales en cierto punto pensaron en que Rocío era una persona muda.—¿Conoces a alguien llamado Austin? ¿Ha tenido contacto previo con él?Rocío giró lentamente la cabeza para mirarlos. Su voz fue baja, pero firme.—No voy a hablar con ustedes.Los agentes se miraron entre sí, sorprendidos.—Le aseguramos que esto es confidencial, señorita. Sabemos que está involucrada en algo mucho más grande, y su testimonio puede salvar vidas —insistió Cedeño, sin alzar el tono.—¿Salvar vidas? —Rocío dejó escapar una risa seca—. ¿Dónde estaban para salvarme a mí?Mateo, que había permanecido en un rincón en silencio, se ade

Los hombres regresaron a la habitación de Rocío. Al entrar, se encontraron con el doctor explicando algunos detalles sobre los cuidados posteriores al alta.—Ah, por fin aparecen —dijo el médico, dirigiéndose a Gianluca y a Mateo con una leve sonrisa profesional—. La señorita Rocío ya está lista para irse a casa. Aquí tienen los documentos con todas las indicaciones para su recuperación. Como fue una operación en el pie, el proceso puede ser rápido, siempre y cuando se sigan las recomendaciones al pie de la letra.—Déme eso, doctor —dijo Mateo, extendiendo la mano para tomar los papeles. Comenzó a leerlos con atención, asintiendo a medida que avanzaba—. Muchas gracias. Nos encargaremos de todo y cumpliremos con cada indicación.Mientras Gianluca hablaba con el personal de enfermería, Mateo se ocupó del papeleo final y del pago de las facturas del hospital. Cuando todo estuvo listo, volvió a la habitación de Rocío. La encontró sentada en una silla de ruedas, con el pie cuidadosamente c

Kany intervino con delicadeza, pero con firmeza. A pesar de que sabía que tenía la confianza para hablar con este hombre sin que tuviera alguna repercusión, no dejaba de darle temor.—Señor Mateo… no se trata de que haga una gran declaración. A veces, solo con estar, basta.Mateo no respondió. Solo bajó la mirada y asintió, con el peso de sus propios pensamientos cayendo sobre los hombros.—Le pido que vaya a verla —insistió Kany, con voz firme—. Rocío le extraña, aunque no quiera admitirlo. Lo noto en cada gesto que demuestra cuando la puerta se abre y no es usted.Mateo asintió con compresión, lanzó un suspiro pesado y agitó su cabello.—Voy a ir. Pero antes… hay algo que necesito resolver. Algo que no puedo dejar pasar. Aún no entiendo qué ocurrió realmente con Clara. Sé que está muerta, pero no tengo la certeza de que todo haya terminado. Me preocupa que aún haya una amenaza rondando allá afuera, alguien que pueda representar un peligro para Sofía.—¿Sospechas de algo en concreto?