Desde que se había marchado Amanda con su esposo, Oliver se veía distraído. Sabía que ellos habían hablado de algo, pero no sabía de qué.No le gustó cuando Amanda al despedirse abrazó a Oliver y le dijo mientras sostenía una sonrisa:—Piensa en lo que te dije.¿Cuál te dije? Oliver era suyo, no de ella. No podía quedárselo. No podían tener secretos entre ellos, no cuando Lía ni siquiera tenía secretos con Oliver, no era justo…Se sentía celosa. Ya Oliver no era su secreto, ya no solo la tenía a ella. Porque claro, ahora Amanda se sentía con la responsabilidad de ayudarle a Oliver, porque claramente lo iba a ser, así funcionaba su mente: debía tener el control de todo y de todos.Oliver se estaba duchando, le gustaba tomar un baño antes de dormir. Era el segundo hombre que cono
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